La UEFA de Glasgow cumple seis años

Aquella fue una noche de gloria, pero también una noche para refrendar lo conseguido un año antes en Eindhoven. Tal día como hoy hace seis años, en Hampden Park, el Sevilla conseguía su segunda Copa de la UEFA, y lo hacía como más gusta y como más se sufre, con épica, en una tanda de penaltis que introdujo a Palop en los libros de historia del club con letras de oro. El rival aquella tarde era otro conjunto nacional, el Espanyol.

Pocos detalles no se recuerdan de aquella tarde lluviosa en Glasgow: las vueltas que dio el marcador, adelantándose el Sevilla en dos ocasiones por medio de Adriano y Kanouté, neutralizados por los goles de Riera y Jonatas; lo vibrante de un partido enorme con fútbol de ataque y donde los porteros, Palop e Iraizoz, fueron los mejores de cada equipo; y, como no, el último gol de Antonio Puerta, que correspondió además con el último de la tanda de penaltis antes de que el guardameta valenciano se convirtiera en héroe.

Los penaltis volvieron a traicionar al Espanyol, como en la final de 1988 frente al Leverkusen, y encumbraron al Sevilla, que se encontró con su tercer trofeo europeo de aquellos tantos en unos años irrepetibles.