Raul Rusescu podría acabar regresando a su país después de una infructuosa campaña lejos de Rumanía. En un principio, el delantero está citado junto al resto de miembros del plantel sevillista para los reconocimientos médicos del 7 de julio, aunque la idea de todos es que antes de esa fecha encuentre una salida.
Rusescu, fichado por 2,3 millones de euros hace un verano, no cuajó en el
Sevilla al no gozar de la confianza de Emery pese a que en sus apariciones no lo hizo mal, ni tampoco en el
Sporting de
Braga, club en el que ha pasado cedido los últimos seis meses. En
Portugal tuvo un comienzo fulgurante, pero finalizó su periplo en
Braga con cinco goles en trece encuentros, con los que no convenció a los rectores de la escuadra portuguesa para abonar los 3 millones fijados como opción de compra.
Tanto en invierno como al término de su cesión,
Rusescu y sus agentes han defendido que lo óptimo para el futbolista es seguir jugando en España para demostrar cuál es su verdadero nivel, pero la ausencia de propuestas han hecho que ahora el punta se replantee la posibilidad de su regreso al club desde el que fue traspasado.
Eso sí, su repatriación tampoco será sencilla, ya que el
Steaua no está en condiciones de realizar una gran propuesta económica ni al
Sevilla y ni al propio futbolista. Según apunta el portal ´sport.ro´, la escuadra de Bucarest, que este verano ha perdido a
Kapetanos y a
Piovaccari, difícilmente podría hacer frente a los 450.000 euros que percibe
Rusescu por temporada, lo que implica un escollo importante en la negociación, que sólo podría ser salvado si el futbolista acepta una rebaja o el Sevilla se hace cargo de una parte de la ficha, posibilidades ambas que hacen pensar que las conversaciones irán para largo a la espera de que aparezca alguna propuesta que satisfaga a ambos. Además, el conjunto nervionense preferiría cerrar un traspaso definitivo con la esperanza de recuperar lo que invirtió por el futbolista hace un año.