Reclamaba
Emery en la previa del duelo europeo ante el
Standard que aquellos que hasta ahora habían gozado de menos oportunidades diesen un paso al frente en tierras belgas. Nada más lejos de la realidad. Porque salvo el digno debut de
Arribas, ninguno de los menos habituales hizo méritos para poner en duda un once de gala que cada vez parece más definido.
El técnico vasco ha llevado hasta ahora una acertada política de rotaciones. Segundo en Liga, con el único borrón del
Calderón, y líder de grupo en su competición fetiche, con dos partidos por delante en casa que deben allanar el camino, poco se le puede reprochar al de Hondarribia con los números en la mano. Es más, su argumento para esos continuos cambios en la alineación resulta tan lógico como elogiable. Y es que, según
Unai, si ahora no otorga minutos a la que pudiera considerarse su segunda línea, difícilmente la tendrá enchufada cuando llegue la hora de la verdad y esté obligado a recurrir a ella.
Al
César lo que es del
César. Pero no es menos cierto que a día de hoy, tras más dos meses de competición en los que ha habido oportunidades para todos (salvo el lesionado
Cristóforo, ya recuperado, y el descartado
Cicinho), los sevillistas ya son capaces de entonar de carrerilla un once titular con escaso margen de error:
Beto en la portería;
Coke,
Pareja,
Carriço y
Trémoulinas en la línea defensiva;
M´Bia y
Krychowiak en el medio;
Deulofeu,
Aleix Vidal,
Denis Suárez y
Vitolo (ahora lesionado) peleando por tres puestos en la media punta; y
Bacca en ataque. Un equipo que poco debe diferir del que ponga en liza mañana ante el Villarreal.
En
Lieja decepcionaron, principalmente, dos futbolistas de los que se espera mucho más:
Banega y Reyes. Especialmente, el argentino, que aterrizó como el anhelado mediocentro creativo que debe dotar de fluidez al equipo cuando éste se atasca. Un recurso que funcionó ante el
Deportivo, aunque en el balance global, las buenas maneras del rosarino no han pasado hasta ahora de meros detalles. Y ante el
Standard, ni eso, ya que en ningún momento aportó la clarividencia necesaria para hacer jugar al resto. Tampoco lo hizo
Reyes, lejos de poder competir con
Deulofeu,
Aleix o
Vitolo, aunque la situación del utrerano ya se intuía en verano.
Pero no fueron ellos los únicos que no aprovecharon su oportunidad. Tampoco lo hizo Iborra, condenado a jugar como mediapunta o incluso de delantero para aprovechar su altura en balonazos desde la zaga que nunca le encontraron.
Asimismo,
Diogo y
Fernando Navarro están, en estos momentos, un escalón por debajo de
Coke y
Trémoulinas, mientras que en el eje de la zaga nadie discute la dupla formada por
Nico Pareja y
Carriço, pese al esperanzador debut de Arribas, que al menos opositó para aparecer antes que
Kolo.
Arriba, por su parte,
Aspas ni siquiera tuvo sitio en un once plagado de suplentes. Sí
Gameiro, una de las notas positivas del choque europeo. De hecho, su inclusión en un 4-4-2 se antoja la única opción que en estos momentos podría hacer variar un 'plan A' cada vez más claro.