La ´minicrisis´ en el
Sevilla, la primera de la temporada, apenas ha durado unas días. Bien es cierto que el equipo aún debe confirmarlo en los próximos compromisos y que, pese a la goleada ante el
Granada, volvió a tener muchos problemas para abrir el planteamiento defensivo del rival y no consiguió despejar del todo las dudas generadas tras sumar un punto de los nueve anteriores en juego.
No obstante, tras el 5-1 y, sobre todo, la muestra evidente de que toda la plantilla va a muerte con Unai
Emery, desde Nervión vuelve a divisarse ese esplendoroso horizonte que en las últimas semanas tapaban los árboles de las derrotas ante
Athletic y
Barça y el empate en casa frente al
Levante.
Al margen de la lluvia de goles, el Sevilla colmó el domingo la demanda que el entrenador de Hondarribia había realizado en la previa de la visita del cuadro nazarí: recuperar la energía y la ilusión que habían demostrado en un brillante arranque de temporada, el mejor de su historia. Ahí firmó el primero de los muchos hitos que tiene a su alcance batir este Sevilla; el Sevilla de los récords.
No en vano, al abrigo de un ruidoso y caluroso
Ramón Sánchez Pizjuán, el conjunto blanquirrojo se ha convertido en un local invencible y ahí radica la base de la solidez en una temporada en la que no sólo está a punto de establecer la mejor racha de resultados frente a su afición, sino en la que también lleva un promedio que le conduciría a establecer su mejor primera vuelta, a vivir su temporada con más puntos y también la de más acierto ante el marco rival.
Todo ello, siguiendo los muchos paralelismos que guarda con la mágica 2006/2007, cuando el entonces equipo de
Juande Ramos conquistó su segunda
UEFA consecutiva (un logro que también tiene en su mano igualar este curso) y protagonizó los mejores números de su centenaria historia. De momento...
Aitor Torvisco3 min lectura