Partido asequible para los de
Unai Emery, a los que les tocaba sacar pecho y defender el título frente a un
Rijeka visiblemente inferior. Todo ello en casa, ante una afición con ganas de ver brillar a su equipo y con las expectativas puestas en José Antonio
Reyes, que últimamente no defrauda.
El técnico sevillista no dudó en poner toda la carne en el asador, con una alineación que, a pesar de la notable baja por lesión de
Krychowiak, dejaba claro que los locales iban a por todas. Y así fue. Los primeros cuarenta y cinco minutos estuvieron marcados por la absoluta posesión de los rojiblancos, que arribaban constantemente la portería defendida por
Vargic.
Denis Suárez materializó la superioridad hispalense en el 19' tras una buena internada desde el centro, que culminó con un disparo que batió al guardameta croata. Apenas dos minutos después,
Bacca hizo lo propio con un gol que no subió al marcador por hallarse en posición antirreglamentaria.
El dominio sevillista fue contundente durante toda la primera parte, con un Reyes muy activo y un
Fernando Navarro sorprendentemente participativo en las jugadas ofensivas. Tras el descanso, el Rijeka dio algún que otro dolor de cabeza a un
Sevilla menos contundente en ataque, que incluso necesitó que
Beto interviniese para proteger el resultado favorable. Pasados los primeros veinte minutos desde la reanudación del encuentro, el cuadro rojiblanco pareció reanimarse y a punto estuvo de aumentar su ventaja.
Gameiro, al igual que Bacca, al que sustituyó, marcó un gol invalidado por fuera de juego. La tuvieron también Reyes, que desperdició una clara ocasión de gol con un centro fallido, y
M'Bia, que mandó el balón al palo poco antes del final del encuentro. Por otro lado,
Coke tuvo que ser sustituido al lesionarse en una jugada y supuso el tercer cambio ejecutado por Emery.
El Sevilla se ha clasificado así para los dieciseisavos de final de la
Europa League como segundo de grupo, tras la contundente victoria del
Feyenoord ante el
Standard de Lieja por 0-3. Los hispalenses siguen vivos en la competición que tanto ilusiona a los seguidores rojiblancos, que hoy han animado sin cesar a los suyos en un
Pizjuán hambriento de títulos.