La afición cumplió, pero su equipo no mereció remontar

Sevilla F.C. 1-0 Espanyol: Nervión no fue suficiente

El Espanyol frenó a un Sevilla que no supo en ningún momento romper la tela de araña que tan bien tejió Sergio.

Sevilla F.C. 1-0 Espanyol: Nervión no fue suficiente
Los espanyolistas celebraron la clasificación. - J. López
José LópezJosé López7 min lectura
No hubo remontada aunque se rozó. Inmerecidamente se podría decir a tenor de los visto en el terreno de juego, pero muy merecida por todo lo que una vez más el siempre fiel sevillismo aportó. El Sevilla no supo cómo romper el entramado planteado por Sergio en los noventa minutos y sólo un golazo de Diogo, cuando no había tiempo para casi nada, hizo soñar con el milagro.

Emery salió con todo su potencial ofensivo, con dos puntas (Bacca y Gameiro), con sus dos jugadores más habilidosos (Denis y Deulofeu), pero sin ningún ´creador´ y se encontró con un Espanyol que le tapó los pases interiores, le obligó a jugar por fuera y lo desquició. Incluso pudo machacarlo en las contras, en especial en una primera mitad donde los periquitos rozaron la sentencia. La entrada de Banega al descanso resolvió el error creativo, pero ni eso cambió el panorama, sólo dio mayor posesión a un Sevilla previsible que siguió sin encontrar espacios y cada vez más desesperado. El orden catalán no se descompuso ni con el gol de Diogo y acabó teniendo el premio buscado.

Ni un minuto de partido le hizo falta al Espanyol para meter el miedo en el cuerpo a la parroquia. Lo que tardó Arbilla en colocar en la cruceta una falta pitada en la frontal. Era aun aviso de lo que le esperaba al Sevilla.

Replegado totalmente en su campo, tapando todos los huecos por dentro y buscando descaradamente cualquier robo para salir a la contra, el Espanyol resistió las acometidas sevillistas de los primeros minutos, cuando el ímpetu local le hizo encerrar por momentos a su rival, y le obligó a buscar sólo las bandas, donde los de Emery no lograban sacar ningún centro con ventaja y que encontrase rematador.

Y si en los primeros quince minutos se vieron esas llegadas, a partir de ese momento, ni siquiera le pudieron ofrecer a su afición esa incertidumbre. Si acaso, otra muy distinta: la que ejercían los espanyolistas cada vez que robaban la pelota. Sergio García, Lucas Vázquez y Caicedo parecían flechas cada vez que un error local les dejaba un balón franco en el centro del campo. Beto tuvo que parar el esférico en dos ocasiones, pero más que las oportunidades claras era la sensación de peligro que generaba el Espanyol. Mientras, el Sevilla no era capaz de disparar ni una sola vez a portería, ni siquiera fuera del marco, y así es imposible.

En el descanso, con la entrada de Banega por un amonestado Pareja (Carriço, que comenzó de mediocentro, volvió a la defensa), todo pareció cambiar. Ya había un jugador capaz de mover el balón con criterio en el centro del campo y de asistir de balones a los ´desparecidos´ Deulofeu y Denis, quienes en la primera parte había corrido como pollos sin cabeza, buscando balones demasiado atrás para intentar comenzar la jugada lejos de donde estaba el peligro.

Por momentos pareció que todo iba a ser diferente. El Sevilla, otra vez con un comienzo explosivo, con el Sánchez Pizjuán otra vez rugiendo y el Espanyol más metido si cabe en las cercanías de su área todo indicaba que, tarde o temprano, habría un hueco y llegaría el premio. Pero ni hubo hueco ni premio. Alguna jugada a balón parado y poco más. Jugando a ralentí, los de Sergio no parecían tener problemas para controlar los ataques nervionenses, que una y otra vez se chocaban contra la ordenada defensa rival.

Cincuenta y ocho minutos tardó el equipo local en trenzar la primera jugada clara, que acabó con una dejada a la frontal y un disparo de Iborra fuera. Fue el momento que aprovechó el técnico visitante para hacer sus dos primeros cambios, lo que unido a la entrada de Aleix (otro enfado de Aspas) paró de nuevo el partido y lo dejó en el mismo sitio que la insufrible primera mitad. Si había una diferencia con respecto a ésta es que el Espanyol ya no salía a la contra con la misma velocidad y Beto no sufrió. De hecho, viendo su impotencia, los periquitos trataron de contemporizar el juego cuando tuvieron el balón en su poder.

Desquiciados, sin saber qué hacer, fueron pasando los minutos. Nada parecía cambiar salvo que un zarpazo aislado lo hiciese posible. Ese llegó a los 83 minutos, cuando un centro acabó en la cabeza de Bacca, pero éste remató fuera. Con ese tiempo por delante otro gallo podría haber cantado. Pero con tres minutos para el final, cuando de forma inesperada Diogo se sacó un zapatazo desde 35 metros que se alojó en la escuadra de la meta de Pau, ya poco se podía hacer. Sobre todo cuando tu rival lo tiene claro, no se descompone y sabe parar el partido. La ilusión dio paso a la decepción, el Espanyol se metió en las semifinales y se llevó su ´venganza´ por la final de Glasgow.


Ficha técnica:

Sevilla F.C.:
Beto; Coke (Diogo 46'), Nico Pareja (Banega 46'), Kolodziejczak, Fernando Navarro (Aleix Vidal 68'); Iborra, Carriço; Deulofeu, Gameiro, Denis Suárez; y Bacca.

Espanyol: Pau López; Arbilla, Héctor Moreno, Álvaro, Duarte; Lucas Vázquez, Víctor Sánchez (Abraham 85'), Cañas, Víctor Álvarez (Colotto 71'); Sergio García, Caicedo (Stuani 62').

Goles: 1-0 (87') Diogo.

Árbitro: Martínez Munuera (valenciano). Amonestó a Bacca, Pareja, Carriço, Arbilla, Álvaro y Víctor Álvarez.

Incidencias: Disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 39.055 espectadores.
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