El técnico vasco comparte parte de su culpa con la dirección deportiva sevillista

Los pecados del Sevilla de Emery

Tras ser coreado por la grada hace unas semanas, el de Hondarribia ha vuelto a ser objeto de crítica por una afición que cuestiona más de una decisión.

Los pecados del Sevilla de Emery
Unai Emery conversa con su segundo, Juan Carlos Carcedo, en un entrenamiento. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 7 min lectura
La presencia de Unai Emery en el banquillo nervionense ha venido caracterizada desde sus inicios por los diferentes estados de ánimo que genera el de Hondarribia en la afición blanquirroja; una auténtica montaña rusa que vivió su máximo esplendor hace unas semanas, cuando ante el Granada, en Copa (4-0), y ante el Málaga, en Liga (2-0) fue ovacionado por el sevillismo, que, incluso, se atrevió a corear su nombre, algo que no es nada habitual en las gradas del Ramón Sánchez Pizjuán, donde para nada acostumbran al elogio fácil.

Un cariño exacerbado que no ha durado demasiado y que, tras caer eliminados en la Copa del Rey por el Espanyol y tras haber conseguido cuatro derrotas consecutivas a domicilio (tres de Liga y una de Copa), ha caído en saco roto, apareciendo de nuevos las críticas sobre un equipo que aspira y sueña, entre excusas, al cuarto puesto de la clasificación que da derecho a Champions la próxima temporada, siempre y cuando sus pecados y el Valencia, con mayor presupuesto, se lo permitan. La empresa, obviamente, no resulta sencilla, de ahí que sean varias las dudas que residen en el seno de una afición que no se cansa de ver cómo su equipo y su entrenador no acaban de tropezar con la misma piedra en una serie de aspectos:


1. Desajustes en la planificación deportiva
Cuestionar la planificación deportiva de Monchi para la 14/15 podría sonar a herejía, teniendo en cuenta el acierto del de San Fernando en una serie de nombres propios como Krychowiak, M'Bia, Trémoulinas... Pero lo cierto es que no es oro todo lo que reluce y que el Sevilla de la presente temporada, entre algunos otros aspectos, carece de una creación de fútbol en su centro del campo que echa para atrás. Banega es el único que puede desempeñar con claridad ese rol, pero el argentino, aunque en los últimos partidos parece ir a más, no acaba de dar todo lo que se le presupone que tiene en dicha faceta.

Para colmo, la dirección deportiva no ha encontrado el necesitado refuerzo durante el pasado mercado invernal, acudiendo al mismo con una considerable falta de presupuesto . El equipo, por tanto, cojea en ese aspecto y a lo largo de la temporada, cuando el partido lo requería, se ha echado en falta ese medio creativo que no ha llegado y que le dé sentido al juego sevillista.


2. Rotaciones obligadas y no como una necesidad
Las rotaciones de Unai Emery han pasado de ser un juego a una obligación, permitiéndose el de Hondarribia algunos lujos innecesarios que son auténticos pecados capitales. Ejemplos hay varios, siendo reciente, por ejemplo, la presencia en el banquillo de un Grzegorz Krychowiak durante la ida de los cuartos de Copa ante el Espanyol, en el que el Sevilla acabó perdiendo por 3-1 después de haber saltado al terreno de juego con un centro del campo configurado por Iborra y Coke. La presencia de Diogo a banda cambiada ante el Valencia, por darle descanso a un Fernando Navarro que viene rindiendo a un excelente nivel ante la baja de Trémoulinas, es otro de los ejemplos más llamativos de las últimas semanas.


3. El peligro de criarle los 'pollitos' a otros
A simple vista, poder contar con la cesión de jóvenes promesas como Denis Suárez y Deulofeu es un valor añadido, pero poder contar con la valía de dos perlas de la cantera azulgrana también esconde ciertos inconvenientes. El Sevilla, en cierta manera, se ha convertido en un equipo nodriza en el que se disfruta de jugadores que, de otra manera, sería difícil ver defendiendo la elástica sevillista en el Pizjuán. Pero ello, también, trae consigo un exceso de juventud que, en cierta manera, se nota en los momentos claves. En partidos claves como la eliminatoria copera ante el Espanyol, el propio Emery cayó en la idea de que la experiencia es un valor añadido y que la juventud, a veces, penaliza.


4. Una portería mal planificada en verano
La portería de un equipo que aspira al cuarto puesto de la tabla no puede quedar en manos de un joven canterano inexperto que se ha visto obligado a vestir el traje de luces antes de ser novillero. Acabe demostrando Sergio Rico, o no, que está cualificado para defender la portería sevillista, no puede caer en saco roto la evidencia de que la portería no ha sido bien planificada esta temporada. La contratación de Mariano Barbosa, como todo el mundo presuponía, no ha aportado competencia a Beto, un guardameta que este curso, además, está destacando más por sus lesiones que por sus actuaciones. El arquero argentino, finalmente, ha sido relegado al tercer puesto.


5. Los inventos y obsesiones de Unai Emery
En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta, viene decir el principio filosófico de la navaja de Ockham; una teoría que, visto lo visto este año, no comparte Unai Emery. Ante el Getafe, sin ir más lejos, el de Hondarribia prefirió mover todas las piezas ante las numerosas bajas que contaba, en lugar de decantarse por aquellas alternativas que, en principio, podrían resultar mucho más simples. Eso, la idea de utilizar a Iborra como tercer delantero, la reconversión de Coke como mediocentro o el considerar a Aleix Vidal como un lateral más, y no como un recurso, son ejemplos de ello. Una serie de pecados a corregir que, por tanto, no ayudan en nada a conseguir el objetivo.
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