La presencia de
Unai Emery en el banquillo nervionense ha venido caracterizada desde sus inicios por los diferentes estados de ánimo que genera el de
Hondarribia en la afición blanquirroja; una auténtica montaña rusa que vivió su máximo esplendor hace unas semanas, cuando ante el
Granada, en Copa (4-0), y ante el
Málaga, en Liga (2-0) fue ovacionado por el sevillismo, que, incluso, se atrevió a corear su nombre, algo que no es nada habitual en las gradas del
Ramón Sánchez Pizjuán, donde para nada acostumbran al elogio fácil.
Un cariño exacerbado que no ha durado demasiado y que, tras caer eliminados en la
Copa del Rey por el
Espanyol y tras haber conseguido cuatro derrotas consecutivas a domicilio (tres de Liga y una de Copa), ha caído en saco roto, apareciendo de nuevos las críticas sobre un equipo que aspira y sueña, entre excusas, al cuarto puesto de la clasificación que da derecho a
Champions la próxima temporada, siempre y cuando sus pecados y el
Valencia, con mayor presupuesto, se lo permitan. La empresa, obviamente, no resulta sencilla, de ahí que sean varias las
dudas que residen en el seno de una afición que no se cansa de ver cómo su equipo y su entrenador no acaban de tropezar con la misma piedra en una serie de aspectos:
1. Desajustes en la planificación deportivaCuestionar la planificación deportiva de
Monchi para la 14/15 podría sonar a herejía, teniendo en cuenta el acierto del de San Fernando en una serie de nombres propios como
Krychowiak,
M'Bia,
Trémoulinas... Pero lo cierto es que no es oro todo lo que reluce y que el Sevilla de la presente temporada, entre algunos otros aspectos, carece de una creación de fútbol en su centro del campo que echa para atrás.
Banega es el único que puede desempeñar con claridad ese rol, pero el argentino, aunque en los últimos partidos parece ir a más, no acaba de dar todo lo que se le presupone que tiene en dicha faceta.
Para colmo, la dirección deportiva no ha encontrado el necesitado
refuerzo durante el pasado mercado invernal, acudiendo al mismo con una considerable falta de presupuesto . El equipo, por tanto, cojea en ese aspecto y a lo largo de la temporada, cuando el partido lo requería, se ha echado en falta ese medio creativo que no ha llegado y que le dé sentido al juego sevillista.
2. Rotaciones obligadas y no como una necesidadLas rotaciones de Unai Emery han pasado de ser un juego a una obligación, permitiéndose el de Hondarribia algunos lujos innecesarios que son auténticos pecados capitales. Ejemplos hay varios, siendo reciente, por ejemplo, la presencia en el banquillo de un
Grzegorz Krychowiak durante la ida de los cuartos de Copa ante el
Espanyol, en el que el Sevilla acabó perdiendo por 3-1 después de haber saltado al terreno de juego con un centro del campo configurado por Iborra y Coke. La presencia de Diogo a banda cambiada ante el Valencia, por darle descanso a un
Fernando Navarro que viene rindiendo a un excelente nivel ante la baja de
Trémoulinas, es otro de los ejemplos más llamativos de las últimas semanas.
3. El peligro de criarle los 'pollitos' a otrosA simple vista, poder contar con la cesión de jóvenes promesas como
Denis Suárez y
Deulofeu es un valor añadido, pero poder contar con la valía de dos perlas de la cantera azulgrana también esconde ciertos inconvenientes. El
Sevilla, en cierta manera, se ha convertido en un equipo nodriza en el que se disfruta de jugadores que, de otra manera, sería difícil ver defendiendo la elástica sevillista en el Pizjuán. Pero ello, también, trae consigo un exceso de juventud que, en cierta manera, se nota en los momentos claves. En partidos claves como la eliminatoria copera ante el Espanyol, el propio
Emery cayó en la idea de que la experiencia es un valor añadido y que la juventud, a veces, penaliza.
4. Una portería mal planificada en veranoLa portería de un equipo que aspira al cuarto puesto de la tabla no puede quedar en manos de un joven canterano inexperto que se ha visto obligado a vestir el traje de luces antes de ser novillero. Acabe demostrando
Sergio Rico, o no, que está cualificado para defender la portería sevillista, no puede caer en saco roto la evidencia de que la portería no ha sido bien planificada esta temporada. La contratación de
Mariano Barbosa, como todo el mundo presuponía, no ha aportado competencia a Beto, un guardameta que este curso, además, está destacando más por sus lesiones que por sus actuaciones. El arquero argentino, finalmente, ha sido relegado al tercer puesto.
5. Los inventos y obsesiones de Unai EmeryEn igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta, viene decir el principio filosófico de
la navaja de Ockham; una teoría que, visto lo visto este año, no comparte Unai Emery. Ante el
Getafe, sin ir más lejos, el de Hondarribia prefirió mover todas las piezas ante las numerosas bajas que contaba, en lugar de decantarse por aquellas alternativas que, en principio, podrían resultar mucho más simples. Eso, la idea de utilizar a
Iborra como tercer delantero, la reconversión de
Coke como mediocentro o el considerar a
Aleix Vidal como un lateral más, y no como un recurso, son ejemplos de ello. Una serie de pecados a corregir que, por tanto, no ayudan en nada a conseguir el objetivo.