Mucho ha escocido en
Valencia el empate a uno cosechado en San Mamés, donde el conjunto che, cuarto, vio acortada a un punto su ventaja con respecto al
Sevilla, quinto clasificado, después de que los locales consiguieran igualar la contienda gracias a un discutido gol de Aduriz que la prensa valencianista tilda de "ilegal" y conseguido ´in extremis´ con un Valencia en inferioridad numérica por "expulsión injusta" de Otamendi. Es decir, un "atraco" al Valencia "como una catedral", o al menos eso reflejan en la capital del Turia, donde ya hablan de mano negra contra el conjunto de Nuno Espirito Santo ("No podrán con nosotros") y cargan tintas contra el árbitro, aunque las formas, quizás, sobrepasen la barrera de lo ético y se metan de lleno en el pantanoso terreno del improperio o la falta de respeto ("Además de malo... ¡Mentiroso!", es el titular de portada del diario valencianista Superdeporte).
Pese a ello, resulta curioso ver cómo en tierras levantinas nadie ha caído en la idea de que el Sevilla-
Barcelona de hoy, en el Sánchez Pizjuán, será dirigido por
Martínez Munuera, un árbitro del colegio valenciano que ya pitó el de ida y que, de jugarse el partido en el epílogo de la competición, estaría inhabilitado para impartir justicia en un partido de tal calado, ante la posibilidad de que pudieran levantarse suspicacias al respecto, teniendo en cuenta su origen y la rivalidad deportiva entre Valencia y Sevilla, luchando ambos conjuntos por una plaza de Champions.
Y es que al Sevilla no le ha ido nada bien con Martínez Munuera, habiendo caído en los tres partidos que este colegiado ha dirigido; el Barça, por su parte, cinco triunfos y dos derrotas, con el valenciano de por medio. Es decir, un detalle sin demasiada importancia... O no.