La fiesta del tetracampeón estuvo a la altura del mejor equipo de la historia de la Europa League. Miles de sevillistas acompañaron a la copa en su recorrido por la ciudad en una gran tarde de sevillismo, que culminó con una espectacular fiesta ante un Sánchez Pizjuán abarrotado.
Tras bajar del avión, al grito de "Campeones", y tras la foto oficial en la escalerilla del avión, la celebración comenzó con una visita al Hospital San Juan de Dios, donde ofrecieron el trofeo a los niños enfermos y a las personas discapacitadas de ese centro.
A partir de ahí comenzó el recorrido, que tuvo como primera parada el lugar donde se celebran los títulos sevillistas, la Puerta de Jerez. Tras ponerle la pertinente bufanda a la ninfa y entre gritos de júbilo y reconocimiento a Unai Emery y a los jugadores, la plantilla saludó a los cientos de aficionados que rodeaban la fuente desde la plataforma instalada frente a ésta. Ahí resonó el pertinente "Campeones, campeones", así como otros muchos cánticos ("Vamos mi Sevilla, vamos campeón" o "Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí" fueron algunos de ellos...), que les acompañaron hasta el Ayuntamiento, siguiente parada.
Juan Ignacio Zoido, alcalde en funciones de la ciudad, les recibió por segundo año consecutivo en la casa de todos los sevillanos. En el Salón Colón, Zoido destacó que fuera la cuarta Europa League que gana el equipo de Nervión, al tiempo que José Castro bromeaba pidiendo al alcalde que incluya en las Fiestas de Primavera de la ciudad "el título del Sevilla, que en mayo llega cada año", y le recordó que debe cambiar el nombre de este salón "porque quién le trae la plata, si Colón ya se murió; se la trae el Sevilla y esta magnífica plantilla, que ha hecho la mejor temporada de la historia".
Tras esto, desde la balconada principal del Consistorio, la plantilla sevillista saludó a los miles de aficionados congregados en la Plaza Nueva, que vitorearon a todos los jugadores, a Monchi y a Unai Emery, a quien pidieron que se quede en el club. Una petición que extendieron a Reyes, mientras el utrerano dejaba caer a la directiva que hiciera un esfuerzo para retenerlo.
Tras esto llegó el culmen, la apoteosis, que estuvo a la altura de lo logrado. Un Sánchez Pizjuán abarrotado -había gente que no pudo entrar- vio un espectáculo digno del mejor club del mundo. 'El Arrebato' volvió a cantar el himno del Centenario, los jugadores fueron presentados uno a uno y lanzaron sus respectivos mensajes al público, la Copa fue ofrecida a la afición... pero lo que sorprendió y encantó fue el conjunto espectacular que fue toda la fiesta, que dejó entre los sevillistas el orgullo de haber vivido una celebración para la historia.
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