Sin saber a qué juega, este Sevilla dista un abismo del que hace poco fue una máquina de ganar

La preocupación inunda Nervión

Técnicos, jugadores y dirección deportiva se reparten la responsabilidad y deben aunar esfuerzos para lograr la única medicina a tantos males: victorias.

La preocupación inunda Nervión
Imagen del partido ante el Atlético de Madrid en Nervión. - F. Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 7 min lectura
Anda preocupado el sevillismo. Y no es para menos. Después de un ilusionante verano, en el que Monchi exhibía su sonrisa mientras configuraba la que para muchos era la mejor plantilla de la historia del club, el arranque de Liga está siendo simplemente nefasto. Dos puntos de quince posibles, colista y sin conocer aún la victoria. Y todo ello, ante rivales a los que, en teoría, salvo el Atlético, debe imponerse un aspirante a la Champions. Pero ahí no queda la cosa. Y es que, si cabe, las sensaciones que transmite el equipo resultan aún más preocupantes que los números.

Dista mucho este Sevilla de esa máquina de ganar de la pasada campaña. No se sabe muy bien a qué juega. No muerde, no genera fútbol ni tiene pólvora (sólo dos goles en Liga). Y uno de los grandes señalados, como no puede ser de otro modo, es Unai Emery. El vasco no da con la tecla, no logra sacar el rendimiento esperado de los refuerzos y comienza a tomar decisiones más que extrañas, pero su currículum como nervionense, con dos títulos y la mejor puntuación liguera de la historia, le conceden el crédito suficiente. Porque, como en toda crisis, para explicar la evidente depresión sevillista hay que recurrir a más de un motivo.

Amén de la mala fortuna en forma de lesiones, a las que también puede contribuir una mejorable preparación física, hay que mirar a la dirección deportiva, puesto que el discurrir de los partidos deja entrever deficiencias en la planificación, con ‘dardos’ incluidos de Unai a Monchi por este motivo. Y, por supuesto, también a los jugadores, a su falta de actitud en muchos lances, que transforma a ese equipo intenso de la pasada temporada en un grupo indolente y sin alma, y al descenso del nivel mostrado por algunos de los que hace sólo unos meses eran pilares.

Cada uno tiene su cuota de responsabilidad y todos deben hacer autocrítica para aunar esfuerzos e intentar romper esta dinámica. Mañana llega a Nervión un Rayo en línea ascendente y la victoria, con la cuarta plaza a diez puntos y el Barça en el horizonte, es una obligación. Es la única medicina capaz de curar tantos males.

1. Emery no da con la tecla y toma ‘extrañas’ decisiones
Hasta la fecha, Emery no ha conseguido armar un bloque y comienza a tomar decisiones ‘extrañas’, como el experimento de jugar en Las Palmas con cuatro mediocentros o retirar a Llorente cuando sacó a dos extremos y comenzaron a llegar los centros al área. Además, ha cambiado varias veces de sistema sin acierto, renunciando a su habitual 4-2-3-1 para dar cabida al riojano, y la estrategia tampoco aparece. Por todo ello, con sólo dos tantos a favor, este es el peor arranque goleador desde la 67/68.

2. Las lesiones: ¿azar o mala preparación?
Cada vez que se sienta ante la prensa, Emery rechaza hablar de las bajas como excusa, pero lo cierto es que comienzan a ser preocupantes. En unos casos, sólo la mala fortuna o la imprudencia en la alimentación, algo que debiera estar muy controlado, son las responsables. Es el caso de la salmonela que dejó fuera de combate a Rami, N’Zonzi y Kolo para la Supercopa. Pero, precisamente la exigente preparación física para llegar a tope a esa cita, al contrario que el pasado año en Cardiff, pudiera ser la causa de algunas de las constantes lesiones musculares de buena parte de la plantilla. Han caído Rami y Carriço, por reaparecer prematuramente, dejando en cuadro el eje de la zaga. A Escudero ni se le ha visto. A Kakuta, casi que tampoco. Se encuentran lesionados Banega y Beto. Y también han padecido problemas Vitolo o Trémoulinas. Aunque Unai, de momento, defiende a sus preparadores físicos.

3. Pérdida de intensidad: de los que menos faltas hace
Vitolo fue claro tras la última derrota. “Hay que echarle más huevos”. Pero no es la primera vez que se reprocha una falta de actitud en los futbolistas. También ante el Celta, en la paupérrima primera parte, se percibió una apatía generalizada. No es el Sevilla que mordía la pasada campaña. Y hay un dato estadístico que lo reafirma. Con 52 faltas cometidas, es el tercer equipo que menos realiza, sólo por detrás de Madrid y Barça, mientras que el pasado curso era de los más tarjeteados de Europa.

4. Fichajes que no arrancan y pilares que bajan su nivel
Tan sólo Rami, que tuvo la mala fortuna de caer lesionado, ha rendido como se esperaba. Del resto de los fichajes, Emery no ha conseguido ‘enchufar’ a ninguno de ellos; ni N’Zonzi, ni Konoplyanka, ni Immobile, ni Llorente... Además, pilares del pasado curso como Trémoulinas o Krychowiak están lejos de su mejor nivel. Por todo ello, se echan mucho de menos los goles de Bacca, el despliegue y los centros de Aleix o el ímpetu y la llegada de M’Bia.

5. Lagunas en la planificación
Señalados la pasada campaña como los puestos con mayor margen de mejora, la portería no ha sido reforzada y para el lateral diestro ha llegado Mariano, una ‘opción B’ que, por ahora, no supera el nivel que exhibía Diogo, provocando que Coke lo juego absolutamente todo.
Además, Emery se ha quejado públicamente de las escasas alternativas que tiene para jugar por fuera, ya que casi todos sus extremos buscan diagonales hacia dentro, como es el caso de Vitolo, Reyes y Konoplyanka, siendo Kakuta el más extremo puro, si bien está lejos por ahora del nivel exigido. En este sentido, el vasco pidió hasta última hora a Isla para cubrir la baja de Aleix, cuyo perfil no ha sido cubierto en una planificación con diez fichajes.
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