Comienza a convertirse en un inquietante hábito. No hay una única causa ni un único culpable, aunque la afición señala con más fuerza al banquillo, pero de lo que no hay duda es de que este
Sevilla que tanto ilusionaba en verano ha borrado la sonrisa de sus aficionados al mismo ritmo que acumula derrotas.
Los números hablan por sí solos. En 18 encuentros oficiales, el conjunto de Nervión sólo ha celebrado cinco victorias, firmando tres empates y sufriendo hasta diez derrotas: cinco en Liga, cuatro en Champions y la Supercopa de Europa.
Unos pobres guarismos que se vuelven si cabe más alarmantes al compararlos con la temporada pasada. Entonces, los de
Emery sólo perdieron once partidos en todo el curso, aunque comenzaron del mismo modo, cayendo ante el Madrid en la lucha por el primer título de la campaña. Luego le siguieron una sola derrota en Europa, ante el Feyenoord, y otras ocho en Liga (sólo tres más de las actuales).
Además, tomando como referencia la 13/14, en la que el arranque liguero fue similar, llama la atención que el
Sevilla no padeció su décima derrota entre todas las competiciones hasta mediados de marzo. Acabó sufriendo quince.
Es lejos del Sánchez Pizjuán donde se acentúan los males de un equipo que sigue sin conocer la victoria como visitante. En total, son ya nueve los desplazamientos realizados, con un pobre bagaje de tres empates, ante Málaga, Levante y Eibar, y seis derrotas: Las Palmas, Villarreal y Real Sociedad, en Liga; Juventus, Manchester City y Gladbach, en Champions.
De este modo, el sevillismo no festeja un triunfo de su equipo fuera de casa desde la última jornada de la pasada Liga, cuando se impuso por 2-3 al Málaga el ya lejano 23 de mayo.