"Antes de entrenar me acercaba a echar una mano en la frutería a mi suegro y mi cuñado"

Pedro González, un frutero con el corazón dividido

Pedro González, un frutero con el corazón dividido
Pedro posa para ESTADIO Deportivo frente a su frutería en el centro de Logroño, donde guarda sus camisetas del Logroñés y el Sevilla. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 8 min lectura
Logroño se prepara hoy para recibir al Sevilla en una eliminatoria de Copa que ha despertado el interés de todos sus vecinos; un encuentro en el que hay muchas ilusiones puestas y que hará recordar a Las Gaunas los éxitos del pasado. Un partido que, sin embargo, no unirá a todos y que tendrá con el corazón dividido a una de las figuras más conocidas de la localidad riojana, su frutero. Nada más y nada menos que Pedro González, exfutbolista de, entre otros, Logroñés, Atlético de Madrid y Sevilla, a la vez que hoy hortelano por vocación. "Cuando salí del Sevilla fui a Vitoria, con el Alavés. Está cerquita e iba y venía todos los días; antes de entrenar, por la mañana, pillaba y me acercaba a la frutería a echar una mano a mi suegro y mi cuñado. El tironcillo ese al menos; siempre te queda el ayudarles", explica el exsevillista, quien tiene "claro" que "nadie es más que nadie" y que "el trabajar le tiene que gustar a todo el mundo". "Aunque hayas jugado al fútbol o a lo que sea, la vida transcurre y hay que trabajar y hacer algo", apostilla el otrora lateral izquierdo, quien se muestra muy preocupado por las diferencias existentes en Logroño desde que desapareciera el mítico Logroñés, habiendo ahora dos clubes de nuevo cuño que pugnan por ocupar su sitio. "Es una pena, porque somos pocos aficionados en Logroño y encima mal avenidos. Es algo extraño, porque la gente no se decide; ojalá la UD Logroñés tenga la suerte de subir a Segunda y así la gente se involucre un poco más", asegura Pedro, quien hasta hace cinco años compaginaba su día a día tras el mostrador con la labor de delegado del ya desaparecido CD Logroñés: "Estuve con Abadía, que tiene una tienda de quesos cerca de mi frutería, con Mandía... Yo hacía las veces de delegado y de directivo cuando viajábamos por ahí, pero luego, al desaparecer, pues... El trabajo influye mucho, te quita horas de tu trabajo, de tu tiempo libre y es problemático. Piensas qué es mejor, si trabajar o si estar en casa a lo que pase con el fútbol, y yo decidí que lo primero es el trabajo, que es lo que me da de comer".

Y es que aunque ahora hace lo que le "gusta", reconoce que la vida de frutero es "mucho más dura" que la de futbolista: "Como esa vida sólo hay una y es la mejor de todas con diferencia. Es la mejor; haces lo que te gusta y te pagan por ello. Encima vas a muchos sitios y te lo ponen todo por delante. Ahora yo también hago lo que me gusta, pero tengo que trabajar mucho y no me invita nadie ni me regalan nada. Algunos se extrañan y me dicen que cómo puedo levantarme todos los días a las cuatro de la mañana para ir a trabajar... ¡Pues porque me gusta!".

Pese a ello, asegura que nunca le ha gustado seguir ligado al fútbol como director deportivo o como entrenador, pues es "muy ingrato". "Salen bien las cosas y todo es ´jijí´ y ´jajá´, pero el fútbol es muy ingrato y da muchas desilusiones. Aunque los negocios también, el día que no se vende o tienes poco jaleo... O el día que no vendes un producto que has comprado con ilusión", comenta el exfutbolista, quien entre bromas reconoce que él y su cuñado son buenos ´directores deportivos´ en el mercado, pues todas las mañanas intentan que no se les escape ningún producto fresco y de calidad, aunque "alguno se escapa". Una faceta en la que, en cierta manera, y salvando las distancias, se asemeja a la labor de Monchi al frente del Sevilla, donde el de San Fernando "ha demostrado otro año más que es un gran fichador". Un excompañero del que Pedro guarda gratos recuerdos, destacando que era uno de sus grandes compañeros... en el banquillo: "Quizás somos los dos que menos hemos jugado en el Sevilla (ríe); estábamos siempre en el banquillo. Era un gran compañero, no jugaba mucho porque estaba Unzue de portero, pero siempre era un amigo que apoyaba a todo el mundo. Y mira que es jodido estar casi siempre en el banquillo, pero ayudaba a todos. Creaba buen ambiente, no era de los que iban por detrás chismorreando; era una persona auténtica".

"Me dio mucha alegría que nos tocara un equipo de Primera como el Sevilla, con gente conocida, y que venga a Logroño. Que un grande venga te alegra un poco, que hace mucho tiempo que no viene ninguno a Las Gaunas", puntualiza el otrora zaguero, quien sólo ve lleno el campo cuando juega la selección y el Día de Reyes, por la cabalgata: "La gente está muy ilusionada con el partido, intentando que se llene el campo, que es muy bonito. Caben 16.000 personas, es pequeño y muy coqueto, pero los domingos sólo vamos unos 2.000. Están intentando que vayan todos los críos para llenar el campo".

Pedro, que aún guarda las camisetas que defendió como futbolista del Logroñés y del Sevilla, reconoce que tendrá el corazón dividido, aunque sea algo más colchonero. "Yo quería al Atlético o al Sevilla. Y bien, porque así puedo ver y saludar a Martagón y a Monchi, si viene, y recordar viejos tiempos con ellos", explica a ED un feliz Pedro, quien sigue al Sevilla desde Logroño porque le "gusta", aunque reconoce que le tiene "un aprecio especial" al Atlético de Madrid, donde pasó más tiempo. "En Sevilla estuve dos años que fueron fenomenales y en los que en lo personal también hicimos unas amistades muy buenas. Solemos ir de vez en cuando a Sevilla, una ciudad muy bonita en la que la gente se portó muy bien conmigo", apostilla el exsevillista, quien ha recibido el emparejamiento con el Sevilla con la mayor de las alegrías, siendo el centro de atención de su clientela: "La gente me dice que viene mi exequipo y que con quién voy".

Un partido, por tanto, tan especial para él como una frutería que le ocupa su día a día y desde donde rememora siempre que puede sus años como futbolista de elite.
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