Si se coge una coctelera y se añade, por un lado, a un
Betis más pétreo en defensa pero dócil arriba e incapaz de ganar en casa y, por el otro, a un
Sevilla que aunque apenas sufre fisuras atrás no tiene un patrón claro de juego y aún no conoce el triunfo lejos de Nervión este curso por culpa, en parte, de una clara falta de pegada... se remueve todo y se agita bien, el cóctel que cabe esperar es el del 0-0 de ayer.
Estas virtudes y defectos tan reconocidos en uno y otro equipo resumen el primero de los cuatro derbis que habrá en esta 15/16; un duelo de trincheras jugado a una alta intensidad, en el que cada balón fue peleado a sangre y fuego y en el que los dos equipos prefirieron centrarse en anular los puntos fuertes de su eterno rival que en rebuscar en sus polvorines con la fe de hallar el arma que decantase a su favor la contienda. Es decir, explicando lo mismo pero con nombres propios: un encuentro en el que N´Diaye, Petros, Bruno, Rami, Kolo y Krychowiak brillaron mucho y en el que apenas se vieron a los que a priori estaban llamados a ser las estrellas del derbi: Joaquín, Rubén Castro, Konoplyanka, Vitolo o Gameiro.
Mel situó al portuense en la izquierda y, aunque no encaró apenas, sí fijó la proyección ofensiva de Mariano; dejando en la otra banda bulliciosos duelos de ida y vuelta entre Molinero-Cejudo y Trémoulinas-´Kono´.
La iniciativa fue sevillista en el inicio, con un errático Krohn-Dehli por delante de Banega, que llevaba a los suyos a jugar en terreno local. El
Betis reaccionó con una presión alta escalonada y con interrupciones que le ayudaron a meterse en el partido y, poco a poco, ganar metros.
Tanto ´centrocampismo´ fue aislando a los puntas. Además, las defensas, sobre todo centrales y pivotes, estuvieron muy bien y las únicas jugadas de claro peligro fueron para Gameiro, que falló ambas (o acertó Adán).
La última del galo fue en el 46´ y partir de ahí no hubo ni un ´uy´. Ni Mel ni
Emery dieron por malo el 0-0 y, aunque sacaron a Ricky y a Llorente, los cambios fueron más para no perder la medular (Digard e Iborra) que para animar un tostón de segundo acto.