Tras 20 meses, vuelve el Betis-Sevilla

Vuelve el derbi, vuelve la pasión

Vuelve el derbi, vuelve la pasión
- Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 9 min lectura
Habrá ración extra de derbis. Han transcurrido 20 meses desde que asistimos al último. Pero el azar, caprichoso, quiso ayer que los dos eternos rivales hispalenses quedaran emparejados también en los octavos de la Copa del Rey. Los dedos cruzados no sirvieron de nada. ¿No querían caldo? Pues tomen tres tazas. Porque tres serán las veces que Betis y Sevilla se verán las caras en menos de un mes. Más de uno haría bien en visitar a su cardiólogo. Por si acaso. Porque la pasión desmesurada suele reflejarse en un estado de nervios que a muchos les impide disfrutar con plenitud de lo que debe ser una gran fiesta.

Ya llegará el momento de volver a rememorar eliminatorias pasadas. Pero para empezar, tres puntos en juego con ese plus que siempre supone enfrentarte a tu enconado rival. En la ciudad que encarna como ninguna la dualidad, esta cita no es sólo un partido de fútbol, sino que trasciende lo meramente deportivo y se convierte en un fenómeno social que reparte alegrías y tristezas. Quien pierda tendrá que aguantar las bromas de amigos, familiares o compañeros de trabajo. Quien gane lucirá una brillante sonrisa y estará legitimado para picar a su vecino. Todo ello, bajo el prisma de la guasa sevillana. Que no se le olvide a los energúmenos de turno.

Alguno quedará empachado. Otros lo degustarán hasta relamerse. Pero no por opulento que sea el menú, el primer plato deja de ser contundente. Se servirá, como siempre, bien caliente. De ello se encargarán los 52.000 fieles que abarrotarán el coliseo de La Palmera y que se dejarán la voz y el alma para empujar a los suyos hacia la victoria. En una esquina, los sevillistas, alrededor de 1.300, se batirán en inferioridad con una ilusionada infantería bética que siempre responde. Y hoy más. Hay ganas de derbi. Tras más de un año de paréntesis, regresan los duelos que dan sentido a esta histórica rivalidad.

El ambiente en las gradas está asegurado. Ellos pondrán el sentimiento, la pasión y el corazón. Sobre la hierba, los profesionales deben que poner todas sus armas para hacer felices a los suyos, librando sobre la alfombra del Benito Villamarín una batalla siempre incierta. Porque tan incuestionable es que el papel de favorito le corresponde al Sevilla, por su estatus económico y deportivo, como que el Betis contará con el impulso que le insuflará una hinchada volcada.

No deja de ser un tópico, pero en este tipo de partidos no todo depende del balón y, por tanto, el resultado siempre es imprevisible. Hay que saber tener la cabeza fría y manejar los tiempos del partido. Que la motivación no se transforme en presión. Potenciar tus virtudes y esconder tus defectos. Y todo un carrusel de matices que Mel y Emery, a buen seguro, tendrán muy estudiados.

El técnico verdiblanco tiene claro el once. Así lo aseguró ayer y, aunque como es lógico no lo anunció, parece haber pocas dudas al respecto. Para empezar, tendrá a todos sus hombres disponibles. Aún se lamentaba ayer el míster madrileño por los problemas que han venido arrastrando en los últimos días jugadores como Vadillo, Van Wolkfswinkel y, especialmente, Joaquín y Piccini. Estos últimos no se incorporaron al trabajo con el grupo hasta ayer, pero ambos serán de la partida en el costado derecho de una alineación en la que no se esperan sorpresas.

Si tiene un as guardado en la manga, éste sería para apostar por dos puntas, pero no parece que vaya a exponerse tanto Mel. Dejando al margen el borrón ante Las Palmas, su equipo ha encontrado el equilibrio bajo su actual 4-2-3-1, con Petros y N’Diaye consolidados en la medular y la magia de Ceballos un paso por delante, con Joaquín y Cejudo como surtidores desde los costados para quien mejor habla en Heliópolis el lenguaje del gol: Rubén Castro.

El canario suele ser determinante ante la meta rival. Igual que Adán bajo palos. El mejoreño, entre algodones las últimas semanas, también estará al cien por cien, siendo resguardado por una retaguardia compuesta por Piccini, Bruno, Westermann y Vargas, que una vez recuperado ha agarrado su estatus en detrimento de Varela.

El patrón parece bastante definido y la vuelta de Copa en El Molinón ofreció muchas pistas. Más dudas, en cambio, parece albergar Emery, que ayer volvió a dejar fuera al fichaje más caro del verano, Ciro Immobile. Como él, tampoco están en la lista de 19 hombres como Kakuta y Luismi, además de los lesionados Beto, Pareja, Andreolli y Carriço. Consabidas bajas que dejan al técnico vasco sin margen de maniobra en el eje de la zaga, con Rami y Kolo como únicos recursos. Más dudas ofrecen los laterales. Atendiendo a las pistas ofrecidas en Copa, debe ser el turno de Mariano y Trémoulinas, pero no habría que descartar a un Coke experto en estas lides.

De ahí en adelante, la gran novedad puede estar en el acompañante del ‘guerrero’ Krychowiak en el centro del campo, donde N’Zonzi sigue sin ganarse una credibilidad partido tras partido. El francés, de hecho, fue ‘castigado’ a jugar ante el Logroñés en un claro síntoma de su pérdida de la titularidad. A ella opositan Krohn-Dehli, con más papeletas, e Iborra, que regresa tras cumplir sanción.

La sorpresa de Unai la podría representar Reyes, al que su especial motivación suele convertir en todo un experto en este tipo de duelos, si bien todo apunta a que los galones de Vitolo y Konoplyanka caerán por su propio peso, con Banega como director de orquesta y la versatilidad de Gameiro como opción preferente en la punta de lanza, por más que Llorente haya dado un paso al frente.

Con unos mimbres u otros, la gran duda es qué Sevilla se verá de inicio. El equipo que sale a verlas venir y que confía en rápidas transiciones de sus talentosos hombres de ataque, o el que reacciona en las segundas partes, cuando se ve entre las cuerdas. Con su habitual guion, desde luego, no le ha ido muy bien. De hecho, aún no conoce la victoria lejos del Pizjuán y es el tercer peor visitante. Tal para cual. Y es que el Betis, por su parte, es el peor local. Más cómodo fuera y con dificultades al verse obligado a mandar ante los suyos, el conjunto verdiblanco ha optado por jugar más arropado en casa, si bien en algunas actuaciones confundió ese matiz defensivo con una preocupante falta de tensión, algo ya enmendado ante el Celta. Por eso, Mel ha insistido en que su equipo debe competir. Ahí está la clave para unos y otros. La suerte está echada. Vuelve el derbi, vuelve la pasión.
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