En Balaídos, el pasado domingo, tampoco fue su día. Él mismo ha reconocido que no está dando lo que se espera de él. Y es que
Fernando Llorente anda muy lejos de ser aquel delantero que tanto ilusionó al sevillismo el pasado verano. Un fichaje estrella que a día de hoy se ha convertido en un serio problema para el club, tanto por sus pobres sensaciones sobre el campo, como por el elevado coste de una contratación fallida por ahora, que se sale de los habituales parámetros económicos de la entidad.
No en vano, como apunta el portal ´muchodeporte´, aunque el riojano llegó a coste cero, sin tener que pagar nada a la
Juventus, su salario se eleva a cuatro millones de euros limpios por cada una de las tres temporadas que firmó, que son realmente casi ocho antes de impuestos, por lo que el coste real se eleva a 24 kilos. Sin duda, una fuerte apuesta que no se corresponde con el rendimiendo de un Llorente que sólo suma tres tantos en Liga, dos de ellos inservibles a la postre, y uno en Champions, con un cabezazo determinante ante la Juve que sirvió para meter al equipo en la Europa League.
Esa ha sido su mayor aportación. Pero partido tras partido, cada vez que recibe la oportunidad por parte de Emery, se corrobora que su fútbol estático no va en consonancia con el estilo de un
Sevilla que busca rápidas transiciones para ajusticiar a sus rivales a la contra.
Además, para convencer al ex del Athletic hubo que romper el techo salarial de la plantilla en las últimas campañas, con las consecuencias que ello puede acarrear. Así, jugadores como Banega, que sí ofrece un gran rendimiento sobre el campo y negocia en estos momentos su renovación, exigen percibir un sueldo igual o cercano al de
Llorente, que difícilmente podrá seguir en Nervión si no hay billete para la Champions.