El Análisis

El Sevilla, anestesiado por su propio fútbol

El Sevilla, anestesiado por su propio fútbol
Banega, la brújula del conjunto sevillista. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 2 min lectura
Mendilibar saltó al césped del Sánchez Pizjuán con un once en el que acumuló a muchos hombres por el centro, en su deseo de cortocircuitar el fútbol de ataque del Sevilla y de maniatar al argentino Éver Banega, brújula blanquirroja. Una idea que no le salió bien del todo al conjunto armero, gozando ayer de un mayor protagonismo, si cabe, los laterales, que ya por sí gozan siempre de recorrido con Unai Emery. Con las bandas bien abiertas y Trémoulinas y Mariano lanzados al ataque, los centrales ocupaban su sitio mientras que Steven N’Zonzi, en ciertos compases de partido, retrasaba su posición, encastrándose en la retaguardia.

Con José Antonio Reyes gozando de una excesiva libertad de movimientos y Banega retrocediendo en demasía para sacar la pelota, el danés Krohn-Dehli y el francés Trémoulinas, por la izquierda, fueron quienes más peligro llevaron hacia la portería rival, siendo Llorente, arriba, la principal referencia ofensiva de un Sevilla que intentaba surtirle de balones en el área pequeña. Una superioridad sevillista que fue más notable con el marcador a favor, pero que acabó anestesiando el juego blanquirrojo durante la segunda mitad, dando sensaciones el Eibar de que podía empatar el partido en cualquier momento. Y es que varios fueron los sustos que sufrió el Sevilla de Unai Emery, especialmente en el tramo final de un partido que los de Nervión no supieron matar. Un tanto que habría dado una tranquilidad necesaria ante un Eibar aguerrido que acostumbra a no dejar jugar a sus rivales con comodidad.
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