El análisis...

Justo castigo a la racanería

Justo castigo a la racanería
El Sevilla especuló demasiado en Getafe. - Enrique García
Enrique GarcíaEnrique García2 min lectura
Una vez más al Sevilla se le negó la victoria a domicilio y lo peor es que, una vez más, sólo puede achacarse a su propia racanería. Unai Emery planteó un partido de pocas ocasiones y confiando en que una genialidad de los suyos resolviera el encuentro. La encontró en el golpeo de Banega, pero no fue capaz de mantener su dorada ventaja diez minutos. Una desaplicación en defensa le privó de un premio inmerecido.

El primer acto fue el reflejo de la temporada del Sevilla fuera de casa. Un equipo poco ambicioso, satisfecho con el paso de los minutos sin que ocurra nada trascendente. En no pocos encuentros eso le ha costado ir por detrás en el marcador, pero el Getafe no está para demasiadas alegrías y tampoco hizo demasiado para que el partido se descosiera.

La alineación de Emery ya apuntaba. Diogo por delante de Coke en el lateral -lo que no impidió que Yoda fuera el mejor jugador sobre el césped- y Carriço, inusualmente impreciso, como compañero de N´Zonzi. Al Sevilla apenas le quedaba la vía de Banega y Vitolo para conectar arriba y la profundidad de Gameiro. En la práctica se tradujo en exceso de balones desde los centrales buscando la espalda getafense. Eso y el balón parado. Pocos argumentos. Una vez más dio la impresión de que el técnico intentaba más parar al rival que buscar el partido. Había soluciones en el banquillo y Emery tiró de lógica. Krohn-Dehli por Diogo para buscar más posesión y, más tarde, Konoplyanka por N´Zonzi para tener más profundidad. Con todo el gol de Banega llegó en una genialidad del calibre del despiste que regaló el empate.
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