El
Basilea es un referente de gestión deportiva en el fútbol europeo de los últimos años. Desde su dominio del fútbol suizo ha ido creciendo hasta convertirse en un habitual del panorama europeo, donde ha protagonizado gestas importantes. Su gran hándicap, y en eso se parece al
Sevilla, es el de tener que reinventarse cada temporada. De sus filas han salido en los últimos años jugadores como Rakitic, Dragovic, Salah o Elneny y el próximo verano lo hará
Breel Embolo, futbolista llamado a formar parte de uno de los titanes del continente.
La ausencia del atacante de 19 años por su expulsión en dieciseisavos condiciona sobremanera a
Urs Fischer, técnico que suele apostar por el 1-4-2-3-1, mutable al 1-4-4-2 o al 1-4-3-3. Bajo su mando, el conjunto helvético cabalga desbocado hacia un nuevo entorchado suizo con la esencia de la vieja escuela alemana. Porque el
Basilea es un equipo físico, que se maneja bien en un juego directo en el que encaja a la perfección Marc Janko, su máximo goleador.
Embolo al margen, la línea de mediapuntas es la más destacada del
Basilea, con
Matías Delgado al mando de las operaciones y Steffan y Bjarnason en los costados.
En la sala de máquinas Zuffi y Taulent Xhaka, hermano de Granit, del Gladbach, garantizan buen trato al balón. La retaguardia es su peor línea. La lidera Walter Samuel, ya de retirada, y sufre ante delanteras dinámicas.