La Liga se ha convertido para el
Sevilla en un incómodo peaje en el que Emery no quiere gastar las fuerzas que le harán falta para Europa y la Copa y en la que tampoco es capaz de convencer a aquellos que han tenido menos oportunidades durante el curso. Muchos de ellos tenían una nueva ocasión de reivindicarse ayer pues sólo repitieron con respecto al once del jueves
Kolo y
Escudero. Durante 45 minutos Fernando Llorente por fin pudo disfrutar de vivir en su hábitat natural, el área, y exhibir su potencial en el juego aéreo. Lo hizo en la primera mitad, cuando el
Sevilla encontró caminos en los costados y sus futbolistas de banda no dudaron cada vez que tuvieron opción para el centro.
Con el riojano e Iborra en el área, los de
Emery generaron pavor en cada balón colgado. Contribuyó también el cicatero planteamiento de Víctor. El técnico coruñés apostó por jugar con cinco defensas, con Navarro incrustado entre los centrales, y cometió el error de, además de ceder el balón, ceder el espacio. El plan Llorente había fallado anteriormente porque los rivales habían logrado sacarlo del área. El
Deportivo le permitió vivir cómodamente dentro de ella. El gol llegó en un balón colgado que tocó el riojano y marcó Iborra. Pudieron ser más.
Los visitantes tuvieron suerte de llegar vivos al segundo acto. Víctor olvidó los cinco defensas y con salir de la cueva le dio al Depor para nivelar la contienda. Al
Sevilla le faltó ambición para ir a por el segundo y gasolina para buscar la victoria tras el tanto de Riera pese a utilizar gente de refresco. Cuando la cabeza está en otro sitio las piernas no responden.