Tetracampeón

La década prodigiosa del Sevilla

La década prodigiosa del Sevilla
El Sevilla, celebrando el título de Mónaco en 2006. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 3 min lectura
Eindhoven ocupa un lugar de privilegio en el corazón de los sevillistas. Sobre el césped del Philips Stadion se elevó Luis Fabiano para mostrar el camino de la gloria. Y luego Maresca, ´Il Capo´, desató la euforia sevillista con un rechace cazado y una volea mágica para que Kanouté rematara la fiesta con la goleada de un campeón que iniciaba sin que nadie lo imaginara su propia leyenda. El 10 de mayo de 2006. Hace hoy diez años. El comienzo de un sueño cumplido una y otra vez en un periodo colosal en el que el Sevilla se ha erigido en un devorador de títulos, con la barbaridad de ocho entorchados desde entonces hasta ahora.

Aquella noche, ante el Middlebrough, se descubrió una estrella en Europa. Un club emergente que inició su carrusel de títulos en el Viejo Continente a lo grande. Con un 4-0 para la historia. Reflejo de la dictadura que se avecinaba. De un ciclo imparable de la mano de un crecimiento tan progresivo como espectacular. Antonio Puerta había sellado el pasaporte a Eindhoven con su gol para la eternidad ante el Schalke. Y el Sevilla de Juande Ramos regresó de Holanda con la sensación de que no sería un frenesí efímero, lo que sólo tardó tres meses en demostrar al asombrar a Europa en la Supercopa con su hazaña en el Louis II de Mónaco al imponerse contra pronóstico a un Barcelona intimidante. 0-3 autoritario. 0-7 en el bagaje de las dos finales disputadas. Aviso del temporal sevillista que inundó de blanquirrojo la temporada más laureada en los anales de la entidad de Eduardo Dato. Porque en la 2006/2007, además de luchar por la Liga hasta el final, el Sevilla firmó un doblete histórico con la consecución de su segunda UEFA y la reanudación de su idilio con la Copa con su cuarto título. Este ritmo lo mantuvo en la Supercopa de España con superioridad sobre el Real Madrid, con la que cerró la oleada de alegrías de la mano de Juande. Entonces se abrió un paréntesis de resaca, en el que se lloró a Puerta y se reencontró con el oropel en la Copa del Rey de 2010. Era el momento de reinventarse. Monchi lo hizo con una regeneración necesaria. El club, también. Castro asumió el mando tras el forzado adiós de Del Nido. Y Emery, el timón del equipo. Y la ventana de la gloria se reabrió de par en par. Con la conquista de su tercera y cuarta Europa League para instalarse en el olimpo continental. Todo en el marco de una década que podría prorrogarse con dos títulos más en este mes. Una década prodigiosa.
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