El técnico estudia la oferta del Sevilla

Sampaoli: Obseso, enigmático y de espíritu rockero

Sampaoli: Obseso, enigmático y de espíritu rockero
Sampaoli, como seleccionador de Chile. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 8 min lectura
Jorge Sampaoli (Casilda, Provincia de Santa Fe, Argentina, 13 de marzo de 1960), técnico que arribó en la mañana de ayer a la capital hispalense embutido en negro y con unas gafas de sol totalmente opacas que magnificaban aún más su misticismo futbolístico y aires rockeros, supondría un punto de inflexión en Nervión, donde Monchi estaría enamorado de su práctica deportiva, afín al ‘bielsismo’ de un Marcelo Bielsa al que el de San Fernando ya intentó contratar en 2011. Admirador confeso del de Rosario, al que califica como “un modelo a seguir”, una “inspiración” con la que se comunica vía correo electrónico y al que se ha negado a conocer en persona para no desmitificarlo: “Durante las mañanas salía a correr escuchando las conferencias de prensa de Marcelo Bielsa”. Un entrenador de 56 años que floreció tarde y que no llegó a la elite hasta 2002, después de haberse visto obligado a dejar las canchas a los 19 años por una lesión de tibia y peroné y de estar dos décadas trabajando en el fútbol juvenil, “el lugar ideal para perfeccionar su oficio”. Tiempo que también aprovechó para ganarse la vida como cajero de banco, primero, y como oficial de registro civil después, a 70 kilómetros de Rosario, donde firmaba actas y defunciones a la vez que hacía de casamentero de sus vecinos.

Un auténtico maniático del estudio del rival y del análisis, un perfeccionista de lo suyo que utiliza las noches en el sofá para visionar vídeos y descifrar cuestiones varias de la práctica futbolística de su equipo -“Incluso cuando estoy descansando, mi mente no se desconecta del fútbol... No puedo desconectarme. Miro hacia atrás y me doy cuenta de que abandoné a mi familia por el fútbol. Pero lo hecho, hecho está”- que en una de sus experiencias en el fútbol peruano recibió el apodo de ‘El Hombrecito’ mientras que vivía en un cuartel de bomberos para poder sobrevivir. “Los oficiales que trabajaban en El Callao se preguntaban quién era ese hombre pequeño y calvo que caminaba ensimismado por los corredores del local. En broma y en serio, lo bautizaron como ‘El Hombrecito’”, recuerdan los cronistas. Una figura, ‘Don Sampa’, como así también fue conocido en Chile, que es un obseso de la seguridad y de la estrategia, así como un amante de las nuevas tecnologías aplicadas al fútbol, llegando a convertir el cuartel de concentración de la selección chilena, a la que dirigió, en una auténtica fortaleza. “Estoy todo el tiempo viendo quién me va a descubrir. No queremos informar al rival. Hay técnicos a los que no les afecta, pero a mí sí y me hace estar atento. Un detalle o una jugada preparada puede resultar significativa para ganar o perder. Esto se ha vuelto una obsesión para mí”, declaraba el argentino durante una entrevista.

Bielsa, en su etapa como seleccionador chileno, ya había instalado lonas que impedían a la prensa grabar sus entrenamientos, yendo ‘Don Sampa’ mucho más allá tras percatarse que una televisión local le estaba espiando a través de un dron. Detuvo la práctica y mandó a desalojar todo el sector, que permaneció custodiado durante horas por los Carabineros. Pidiendo, incluso, que todos los que vivían en las proximidades del campo de entrenamiento tuvieran que registrarse. El presidente de la Federación de Chile se vio obligado a solicitarle al alcalde de la zona el cierre del sector y, a través de un decreto, se estableció el vallado de las calles próximas durante varias semanas; medida que se prorrogaría si su selección avanzaba en el torneo. Semejante locura, lógicamente, no fue soportada por los vecinos, que se echaron a la calle y acabaron con el citado régimen apenas 24 horas después. Un estado de esquizofrenia que obligó a fotógrafos y periodistas a alquilar balcones próximos para poder grabar imágenes de los entrenamientos... Es decir, una enigmática figura de espíritu rockero y ensimismado con el “amateurismo” que va mucho más allá del mero técnico de fútbol.



Su filosofía de fútbol
“Me gustaría ponerme al frente de un grupo de jugadores de Irán, Irak o cualquier país de Medio Oriente. Son culturas en las cuales la gente literalmente se inmola por un ideal, equivocadas o no, esa es otra discusión. Pero a lo que voy es: dan la vida por una causa. Si les llegas a esos tipos, dejan todo por tu mensaje”, explicaba ‘El Hombrecito’, dando claro ejemplo de su filosofía.

Amante del rock y de la banda Callejeros, tiene una de sus letras tatuada en el brazo: “No escucho y sigo, porque mucho de lo que está prohibido me hace vivir". "Tenemos que reencontramos del amateurisimo, volver a los orígenes; hoy no se disfruta del juego Por eso cada vez hay menos Aimar, Francescolis, Riquelmes, ni hablar de Messi...". Siempre será recordado en Argentina cómo durante sus inicios como entrenador, tras ser expulsado por improperios contra el árbitro, trepó a un árbol para poder seguir dando indicaciones a los suyos desde el exterior.



Van Gaal le generó una “locura mental”
“En el sorteo del Mundial Van Gaal me miraba fijo. En el bus de vuelta me dijo ‘te va a tocar conmigo y te voy a ganar´. Fue así, me generó una locura mental”.
“Ganarle al Barça”, un deseo que tendría a tiro
El Sevilla le brindaría a Sampaoli el satisfacer una de sus grandes obsesiones, que es medirse al Barcelona: “Siempre busco lugares donde puedo generar transformaciones. Me gustaría dirigir un equipo grande y poder medirme con el Barcelona, que es el mejor equipo del mundo. Me gustaría ganarle al Barcelona. Te diría que es casi una obsesión que tengo como técnico. Ojalá algún día se me dé la oportunidad de enfrentarlo. Es una espina que tengo y algún día me la quiero sacar. Por eso es que a la hora de elegir un equipo para dirigir de nuevo pretendo que sea de la élite”. Una oportunidad que se le daría bien pronto; en agosto, durante la Supercopa de España.

Lillo, su nexo con Guardiola y su Barcelona
Admirador de Bielsa, también lo es de Guardiola y de su Barcelona, siendo Lillo su nexo con el catalán: “Este Barça es distinto al que me gustaba, me he vuelto romántico”.
 
 
 
 
 
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