La marcha repentina de
Unai Emery ha obligado a
Monchi a dar un giro copernicano a la planificación, cambiando por completo el perfil de los jugadores -y, por ende, la procedencia: antes más franceses, ahora más suramericanos- que deben reforzar el plantel, pues Jorge
Sampaoli quiere jugar a otra cosa. A atacar.
Para ello, necesita futbolistas con calidad que entiendan el juego, pero también habilidosos, para tratar de sortear las entradas rivales y mantener así la posesión. Correa, fichado, y
Vázquez, cerca, se adaptan bien a ese escenario. Son gambeteadores, si bien están ya adaptados al fútbol europeo, por lo que se han desprendido de ciertos vicios que los jugadores argentinos traen de casa, como abusar de su don natural, el 'dribbling', sin atender al colectivo.
Regatear no es jugar. Se trata únicamente de un complemento al que algunos, eso sí, saben sacarle mucho partido. Es el caso, sobre todo, del
'Mudo', quien suele verse constantemente presionado por varios rivales y que explota su genial regate (completó en la 15/16 hasta 126) para escapar. Tan bien se le da, que sólo cinco futbolistas lograron hacer más. Curiosamente, el primero es Ben Arfa (152), quien estaba un escalón por encima de Vázquez en la lista de
Monchi para reforzar la posición del '10'. El resto: Neymar (143), Mahrez (131), Boufal (127) y Wilfried Zaha (127).
En número de quiebros por partido, el que está cerca de ser nuevo futbolista del
Sevilla alcanza los 3,5, un número nada desdeñable teniendo en cuenta que es el mismo que tienen Leo Messi o el propio Mahrez. En esta clasificación entran Ousmane Dembélé (4,1), fichado ya por el Dortmund y que irrumpió en la tardía jornada 13 en el Rennes, por lo que suma menos en el global; y Kinsgley Coman (3,7), más revulsivo que habitual para Pep Guardiola en el Bayern Munich. En este aspecto, Correa no se queda corto, pues ha completado 60: 2,4 por partido.
Pese a que gambetear no es jugar, se trata de un recurso exclusivo de unos pocos, como el
'Tucu' y Vázquez, sobre todo, que deben poner al servicio del equipo.