Sampaoli recaló en Nervión seducido por el proyecto blanquirrojo y por la posibilidad de disputar la máxima competición europea, un anhelo que empezará a cumplir a partir de mañana con el estreno del
Sevilla en el Grupo H de la
Champions. El casildense lo afronta como el desafío más importante de su carrera, consciente de la importancia de este torneo dentro de los objetivos marcados por el club nervionense para la presente temporada.
Evidentemente, el argentino inicia esta aventura sin bagaje alguno en la competición, pues hasta que aterrizó en Nervión nunca había entrenado en el Viejo Continente, pero, sin embargo, sí goza de experiencia en este tipo de torneos, en los que, pese a su tardía explosión en los banquillos, ha cosechado éxitos de gran envergadura, tanto a nivel de clubes como de selección. No en vano,
Sampaoli condujo a la gloria al Universidad de Chile en la
Copa Sudamericana 2011, en la que se proclamó campeón tras superar un total de seis rondas e imponerse en la final al Liga de Quito ecuatoriano. Se trataba del primer entorchado internacional y el único del conjunto chileno en toda su historia.
Más sonado fue lo conseguido con Chile, una selección que aún no había conquistado ningún título y que con el casildense al frente tomó impulso hasta el punto de ganar la
Copa América 2015, disputada además en el país andino.
En un margen de cuatro años,
Jorge Sampaoli firmó dos éxitos inimaginables que evidencian que se le dan bien los torneos de carácter eliminatorio y con un formato similar a la
Champions, y que sus equipos poseen un alto nivel competitivo. Ahora se enfrenta a otro gran reto en el que pasar de octavos es la primera meta.
Álvaro Palomo2 min lectura