La dirección deportiva afronta el mercado invernal con la prioridad de reforzar la vanguardia

La delantera, una espinita invernal

La delantera, una espinita invernal
Kerzhakov es, hasta la fecha, la mejor apuesta invernal de Monchi para la delantera. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 3 min lectura
La dirección deportiva afronta el mercado invernal con la prioridad de reforzar la vanguardia ante la necesidad de reclutar a un ariete con un perfil distinto a sus dos mimbres arriba, Vietto y Ben Yedder. Monchi estudia las posibilidades desde hace un tiempo, y ya ha avanzado en la definición de los objetivos con los que iniciar negociaciones en el mes de enero. Una tarea compleja por la dificultad que siempre conlleva hacerse con los servicios de un punta de garantías, y más en la ventana de transferencias de invierno, donde no abundan efectivos de esta índole o exigen un elevado desembolso económico. Monchi conoce de sobra estas circunstancias adversas, hasta el punto de que potenciar el ataque en dichas fechas es una de sus asignaturas pendientes como director deportivo. Y es que la vanguardia se erige en la demarcación, más allá de la específica portería, que menos ha reforzado desde que ocupa el cargo, con sólo tres incorporaciones, mientras que la defensa la ha apuntalado con cinco fichajes, la mayoría laterales, y el centro del campo, con siete. Esta última línea es la que más se ha beneficiado del ojo clínico del de San Fernando, con llegadas en invierno como las de Rakitic o Gary Medel.

En cambio, para el ataque, Monchi únicamente ha cerrado hasta el momento tres operaciones, con un margen de cuatro o cinco años, por lo que, curiosamente, ya tocaría volver a hacerlo. Así, en la 02/03 firmó la cesión del griego Niklos Machlas, que había sido 'Bota de Oro' en el Ajax, pero que no gozó de protagonismo con Caparrós y sumó dos goles, ambos ante el Villarreal. En junio se marchó.

En la 06/07, aterrizó el ruso Aleksander Kerzhakov, quien llegaba en la cresta de la ola y, con siete goles, respondió hasta final de temporada, para luego perder presencia y salir en febrero de 2008 al Dínamo de Moscú por ocho millones, más de lo que se pagó por él.

Menos rentable resultó la contratación en enero de 2012 del senegalés Babá Diawara, procedente del Marítimo, por unos tres millones. El africano nunca estuvo a la altura del Sevilla, con el que sólo marcó cuatro goles en campaña y media, comenzando luego un carrusel de cesiones por su bajo rendimiento.

Ahora, Monchi tiene la oportunidad de sacarse la espinita.
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