Atosigar al rival bajo el control de la posesión hasta el silbido final es la fórmula que persigue el técnico
Jorge Sampaoli cuando el resultado no es favorable para los de
Nervión. Una confianza ciega en sus principios que, visto lo visto hasta la fecha, le está resultando al de Casilda, al que los números le niegan el argumento de la fortuna al que algunos sectores más escépticos podrían aferrarse.
De hecho, seis son los goles que el conjunto blanquirrojo ha conseguido en el último cuarto de hora de los partidos disputados en
Liga; unas dianas que le han reportado a los de
Sampaoli un total de diez puntos. O lo que es lo mismo, un 42% -poco menos de la mitad- del total de puntos (24) que los sevillistas atesoran en la tabla clasificatoria. Una pegada de última hora que mantiene a los de
Nervión en la zona alta de la tabla, estando sin ellos en la zona media-baja de la misma. Una práctica que se repitió el pasado sábado, ante el
Deportivo de La Coruña, cuando
Vitolo, en el 87', y
Mercado, en el añadido, le dieron la vuelta al marcador para sumar tres puntos. Una costumbre que se inició en la tercera jornada de Liga, ante
Las Palmas, cuando Sarabia (89') y el canterano Carlos Fernández (90'), ahora lesionado, hicieron lo propio para ganar un partido que el Sevilla perdía por 0-1 ante el conjunto insular.
Ben Yedder, en la séptima jornada, rescató dos puntos ante el
Alavés en el minuto 90 de un encuentro que empataban a uno; al igual que
Sarabia, en el 85' del partido frente al
Leganés, cuando firmó el 2-3 definitivo y, saliendo desde el banquillo, sumó dos unidades con un lanzamiento de bella factura desde el balcón del área que, de no haberse colado por la escuadra derecha de Serantes, habría hecho que el partido acabara en empate a dos.
Seis tantos en el último cuarto de hora de juego que siempre han servido para sumar puntos en el campeonato doméstico, siendo la única excepción el gol conseguido por
Wissam Ben Yedder en el minuto 87 del encuentro de Liga de Campeones disputado ante el
Dinamo de Zagreb en el Sánchez Pizjuán, en el que los de
Jorge Sampaoli acabaron venciendo por cuatro goles a cero y en el que, sin el tanto del franco-tunecino, hubieran seguido venciendo, aunque por un gol menos de diferencia. Es decir, una costumbre peligrosa, pero que hasta ahora está resultando muy beneficiosa.