Sergio Rico tuvo una noche movidita en Vitoria, donde se llevó un fuerte golpe y pasó de villano a héroe en unos minutos. Primero se quedó en el suelo dolorido tras un choque con Nico Pareja y necesitó la presencia de los servicios médicos nervionenses. Quizás por ello, se le notó titubeante y algo nervioso en sus siguientes intervenciones, sobre todo cuando debía jugar el balón con los pies y en algunas salidas por alto. Especialmente falló en la acción del 1-1, cuando no se empleó con la contundencia requerida para embolsar un centro de Óscar Romero y vio cómo la pelota se le escapaba de las manos y era empujada a gol por
Katai. Un error muy poco habitual en el canterano, que sólo tardaría unos instantes en desquitarse de esa acción y salvó por dos veces el punto que el Sevilla pescó en Vitoria. Un plástico vuelo acompañado de un determinante manoplazo en una falta directa de Katai y una buena reacción al tiro a la media vuelta de
Deyverson le dieron la redención al meta sevillista.