No hay rastro de la pizarra

No hay rastro de la pizarra
La defensa realista y el meta Rulli anularon cualquier atisbo de peligro sevillista desde la esquina. - F. M.
Fernando MateosFernando Mateos 2 min lectura
Ha habido que sufrir más de lo esperado en un principio, pero el Sevilla de Sampaoli tiene en a tiro de piedra sellar el objetivo marcado por el club en Liga. Aunque en muchos aficionados nervionenses queda una sensación agridulce, ya que el equipo tuvo la tercera plaza en su mano durante muchas jornadas.

No han faltado las críticas al técnico argentino, que en este último tramo de la Liga no ha podido mantener la alegría y vistosidad de su equipo. Han sido varios los motivos del bajón. Uno de ellos, la pérdida de eficacia en las jugadas a balón parado, esas que desatascan un partido cuando las fuerzas están igualadas.

Como muestra, un botón. Ante la Real Sociedad, los pupilos del casildense botaron hasta diez córners, pero sólo consiguieron rematar y llevar algo de peligro en uno de ellos. Fue en el último, ya en los instantes finales, cuando N'Zonzi cabeceó forzado, propiciando una segunda jugada que él mismo remató con una volea que se marchó fuera por poco. Pero lo sucedido ante los vascos no es nada nuevo. Al contrario, es la tónica habitual últimamente, ya que el Sevilla ha pasado de ser uno de los equipos que más rédito le sacaba al balón parado (así llegaron cuatro de sus seis primeros goles) a ser de los peores en esta importante faceta.
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