Vitolo, Atlético de Madrid, Las Palmas y el Sevilla F.C. Cuatro partes implicadas en una complicada operación a tres bandas que puede acabar con el todavía extremo del Sevilla fichando por el Atlético de Madrid previo paso por su tierra natal. A todos les interesa el negocio y todos quieren llevar a buen puerto la transacción.
El Sevilla porque volvería a llenar su cuenta corriente de millones (40 'kilos' cuesta su cláusula); el Atlético porque el futbolista es un petición expresas y deseada de su entrenador, Diego Pablo Simeone; Las Palmas porque disfrutaría medio año de un gran jugador y cobraría un 12,5% de su hipotético traspaso; y el futbolista porque tendría un sueldo millonarío que no le puede ofrecer el Sevilla y porque podría disfrutar seis meses jugando en su club de origen cerca de familiares y amigos.
Pero no va a ser fácil cerrar el acuerdo. El TAS (siglas en inglés correspondientes al Tribunal de Arbitraje del Deporte) ya confirmó que el Atlético de Madrid no puede fichar hasta que se abra el mercado en enero y las autoridades competentes velarán para que el castigo se cumpla y no se encuentren vericuetos legales con los que saltarse la Ley.
El presidente de Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, no quieren problemas en este sentido, y hoy se ha desmarcado de cualquier extraña maniobra haciendo suyas las palabras tantas veces repetidas por el presidente del Sevilla, Pepe Castro. Miguel Ángel Ramírez ha dicho, textualmente que "Vitolo es jugador del Sevilla F.C. y si alguien lo quiere tiene que pagar los 40 millones de su cláusula".
Cuanto más pague el Atlético, mayor tajada sacará Las Palamas, pero habrá que esperar el desenlace de una operación con muchas aristas. El Atlético no quiere esperar a enero porque Vitolo jugaría la Champions con el Sevilla y no podría hacerlo en la segunda mitad de la temporada con los colchoneros. Y el jugador pretende jugar toda la campaña porque quiere mantenerse entre los elegidos por Lopetegui para disputar el Mundial de Rusia. ¿Habrá fichaje? ¿Cómo y cuándo? Habrá más capítulos en uno de los culebrones del verano.
Joaquín Adorna3 min lectura