Se presenta el Liverpool, en Anfield, como un rival complicado con sed de venganza después de la final de la Europa League de 2016 perdida ante los de Nervión en Basilea; un equipo que, sin embargo, muestra muchos otros argumentos para intentar poner en complicaciones a los de Eduardo Berizzo, más allá de esa sed a la que el propio Jürgen Klopp se refirió nada más conocer el emparejamiento con el Sevilla en el Grupo E. Pues, los ‘Reds’, además de un equipo herido en su orgullo, son un conjunto que de la mano del técnico alemán intenta darle importancia al balón y al fútbol combinativo. Un plantel que mantiene la base del pasado y que se ha reforzado con hombres de peso como Salah, que ayer no se entrenó por enfermedad, u Oxlade-Chamberlain.
Un rival, en definitiva, bastante vertical y que puede crear numerosos problemas en ataque, teniendo que frenarlo el Sevilla en la zona de tres cuartos. Con Coutinho inédito durante este inicio por el interés del Barcelona, está por ver si Klopp empieza a contar ya con él ante los de Nervión, toda vez que ayer ya se entrenó junto al grupo. Sufre más el Liverpool, sin embargo, en defensa, donde los errores de la zaga son bastante habituales y donde la velocidad de hombres como Correa o Navas puede hacer mucho daño. Unas carencias que los ingleses intentan paliar tirando de físico y garra, aunque no siempre lo consiguen.