En tiempos en los que las individualidades eclipsan más de lo deseado el trabajo colectivo, el
Sevilla ha pateado la crisis que sufrió en diciembre y se ha plantado en otra final gracias a su solidez como grupo y a que la plantilla se puso el mono de trabajo para cerrar las semifinales contra un voluntarioso
Leganés.
Destacar a alguien por encima del resto puede resultar injusto, pero igual que la primera UEFA encumbró al mítico
Puerta y a
Maresca, el 'Héroe de Eindhoven'; tal como la segunda fue la de
Palop, vital en Donetsk y en Glasgow; del mismo modo que
Coke pasó a la historia como el 'Héroe de Basilea'... esta
Copa del Rey tiene todos los ingredientes necesarios para ser 'la Copa de Correa'.
El 'Tucu' está siendo el mejor arma sevillista en la presente edición, donde ha conseguido mostrar una imagen totalmente alejada de la irregularidad arrastrada desde su llegada a
Nervión y un nivel altísimo de juego. No en vano, el atacante argentino, que aún no se ha estrenado en
Liga, ha anotado en la
Copa cinco de sus seis goles en esta 17/18 (el otro lo logró en
Champions) y ha conseguido dejar su huella en todas las eliminatorias, siendo un factor decisivo para que el sevillismo pueda presumir de que vivirá una nueva final.
Correa marcó en las dos citas de dieciseisavos, tanto en
Cartagena en la ida, como en la vuelta. El de
Tucumán repitió contra el
Cádiz, en la vuelta de octavos de final, y dejó mudo al
Wanda Metropolitano con el 1-2 en la ida que inclinaba los cuartos a favor de los de Nervión ante el Atlético de Madrid. Para no faltar a su cita, el 'Tucu' hizo el primero de los dos goles en la victoria ante el
Leganés el miércoles, en el segundo encuentro de semifinales.
A falta de poder redondear esta gran faena en la final, el argentino se ha colocado como el segundo máximo goleador de la
Copa del Rey 17/18, con esas cinco dianas, sólo una menos que
Víctor Curto (Real Murcia).
Además, por si fuera poco con todo ello, los méritos de
Correa no se limitan a su producción goleadora, sino también a su elevado índice de efectividad, ya que ha conseguido esos cinco tantos en sólo 13 tiros a puerta; es decir, que está promediando una diana de cada 2,6 disparos. Con lo decisivo de su papel y con lo mal que lo ha pasado meses atrás, es fácil entender sus lágrimas de emoción tras el partido contra el
Leganés.