Victor Machín Pérez, más conocido como
Vitolo, rendirá su
tercera visita al Sánchez-Pizjuán esta temporada, en un nuevo reencuentro con su antiguo equipo y con la que fuera su afición. Sin embargo, las circunstancias de ambos han cambiado desde el verano y dejan al jugador como una anécdota frente a las altas aspiraciones sevillistas.
Porque el
Sevilla trata de engancharse a la lucha en Liga por los puestos de la Champions League (está a siete y nueve puntos de Valencia y Real Madrid, respectivamente) tras haberse clasificado para la final de Copa del Rey y con la vuelta de octavos de la máxima competición continental frente al
Manchester United. Mientras, el ahora futbolista del Atlético de Madrid todavía no se ha ganado un sitio en el once de su equipo, que marcha segundo en la competición doméstica y que se mantiene vivo en la
Europa League, a la que llegó tras haber sido eliminado de la fase de grupos de la
Champions League.
Desde Nervión no olvidan las formas de su antiguo capitán en verano para marcharse del club que le dio la gloria europea y le abrió las puertas de la selección española, pero la polémica ya ocupa un
segundo o tercer plano por las aspiraciones continentales de los locales, por la situación de extremo en Madrid y por los dos precedentes que ya existen en la presente temporada.
Las dos visitas de
Vitolo al coliseo sevillista esta campaña no han podido ser más favorables para los blanquirrojos. Primero fue con la camiseta de
Las Palmas,
siendo derrotado 1-0 y jugando 58 minutos. Posteriormente, se quedó en blanco en la vuelta de Copa del Rey entre Sevilla y Atlético, en la que los atléticos fueron derrotados por un contundente 3-1, con la grada 'aconsejando' a Simeone que sacara al canario del banquillo.
El reciente comentario desafortunado del jugador tras su partido de la Europa League, afirmando que en el vestuario no eran "
mujeres como para ir metiendo cizaña por los temas", lo ha vuelto a situar en la escena pública. Veremos si esto reaviva las llamas de un fuego que parecía casi extinguido.
Rafael Gandullo3 min lectura