Dos empates y cuatro derrotas en seis partidos. Ese es el pobre bagaje numérico de José González al frente del Málaga. Pero aunque su equipo sigue sin ganar, no es menos cierto que el técnico gaditano ha mejorado las prestaciones de un conjunto más ordenado. Su idea estaba clara: crecer desde atrás. Y en ello anda, sin tiempo para probar y fallar, pero con la esperanza de que la salvación aún no está tan lejana; concretamente, a siete puntos.
El conjunto blanquiazul ha intentado cambiar su rostro en enero con hasta ocho incorporaciones. Pero es el concepto de su entrenador el que le permite seguir vivo en los partidos hasta el final, vendiendo muy cara su derrota, aunque sin encontrar todavía el premio del triunfo. Para ello, José González ha conformado un bloque más arropado, que defiende con las líneas más juntas y presiona con orden bajo un 4-4-2 como dibujo. Todo ello, gracias en gran medida a la consolidación de Ignasi Miguel y Luis Hernández en el eje de la zaga, con el trabajo de Iturra por delante.
Las desconexiones y fallos individuales, con todo, se siguen sucediendo para condenar a un equipo al que le puede la presión de su situación, aflorando los nervios cuando las cosas se ponen feas, si bien esos errores parecen cada vez menos frecuentes. Mientras, en ataque, los problemas para ver portería siguen siendo importantes. Para remediarlo han llegado Alberto Bueno, Ideye o Success, y también se ha recuperado para la causa a En-Nesyri, pero al crecimiento desde la zaga ideado por el técnico malaguista le falta una mayor fluidez.