Tanto Sevilla como Valencia cumplieron a rajatabla con el guion que se esperaba a priori. Los de Montella salieron mandando, controlando y llevando la iniciativa ante un cuadro che que le esperaba para salir con velocidad a la contra. Le costó a Banega en los primeros minutos superar esa línea de presión levantina, pero, sobre todo tras el 0-1, supo descargar el juego, encontrando principalmente conexión tanto con Nolito, que volvía al extremo después de varios partidos en los que aparecía por la media punta o de referencia, como con el 'Mudo' Vázquez. Lo estaba haciendo todo bien el Sevilla... menos definir. Por el contrario, el Valencia se estaba llevando el partido gracias a un mal despeje de Escudero a un balón en largo de Kondogbia que aprovechó Rodrigo para batir a Sergio Rico (0-1).
Con el marcador en contra, el anfitrión estaba obligado a arriesgar ante un rival impertérrito. Imprimió la directa, explotando la movilidad de sus extremos, metió al Valencia en su área, pero su falta de precisión, Neto y los palos frenaron a un conjunto nervionense que no se salía del guion, pero olvidaba rematar la historia.
A la hora de partido, Montella movió el banquillo y dio entrada a Correa por Nolito y a Ben Yedder por Sarabia (71') en un intento por sacar el partido de la fase intrascendente en la que se había metido por ‘culpa’ principalmente de la inquebrantable solvencia del Valencia, a prueba de bombas. Los de Marcelino supieron sufrir, tener paciencia y matar a la contra, siguiendo también su hoja de ruta con una eficacia impecable. El Sevilla acusó su inocencia y pierde el tren de la Champions.
Isabel Morales2 min lectura