El camino del
Sevilla, que ejercerá de local, hasta plantarse en la final de la
Copa del Rey ha sido incontestable, con un balance de siete partidos ganados y solo uno empatado, y con el escollo superado de eliminar en cuartos al Atlético.
Ante el
Cartagena, en dieciseisavos y aún con
Berizzo en el banquillo, ganó 0-3 en la ida y 4-0 en la vuelta. En la siguiente ronda,
Montella se estrenó a los mandos ganando al
Cádiz 0-2 en la ida y, una semana después, sentenció la eliminatoria en el
Sánchez Pizjuán con un nuevo triunfo por 2-1.
En cuartos, ya con sorteo puro, el
Sevilla afrontó la cita ante el
Atlético de Madrid en uno de sus peores momentos del curso, tras caer en el derbi (3-5) y ante el Alavés (1-0), pero se impuso en el Wanda contra pronóstico (1-2) y sentenció en el Sánchez-Pizjuán (3-1) para recuperar la confianza. En las semifinales, los de
Montella superaron a un
Leganés que venía de eliminar al
Real Madrid para terminar de nuevo en la final del Wanda.
El
Barcelona, por su parte, llega a la gran cita del
Metropolitano tras firmar una trayectoria prácticamente impoluta, ya que solamente el Espanyol ha sido capaz de derrotarlo en los ocho partidos disputados.
Venció en dieciseisavos al
Murcia (0-3 y 5-0). Ya en octavos, empató en la ida con el
Celta, pero resolvió en el
Camp Nou con un contundente 5-0. Apeó al
Espanyol en cuartos, a pesar de perder 1-0 en la ida, y, finalmente, superó al
Valencia en 'semis' 1-0 y 0-2.