Obligada redención en el ojo del huracán

Obligada redención en el ojo del huracán
- Fernando Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 4 min lectura
El bochorno sufrido en la final de Copa ha desatado en Nervión un huracán de incalculables consecuencias. De momento, ya ha rodado la cabeza de Óscar Arias, aunque el sevillismo más ruidoso pedía más: acabar con todo y con todos, preso de un estado de ira que, sin desdeñar teorías conspiratorias, se antoja tan justificado como desmedido. Porque nunca antes una debacle en una final encendió tanto a una hinchada. Quizás sólo sea el síntoma de la grandeza adquirida por este club en los últimos tiempos, pero sea cual sea la razón, lo verdaderamente importante es que restan otras cinco 'finales' para salvar la temporada con una plaza europea. Lo contrario sí que sería un ridículo más que un fracaso y el temporal podría llevarse por delante hasta los cimientos del fallido primer proyecto sin Monchi.

Con el cuestionadísimo Montella al frente, por tanto, el Sevilla está obligado hoy a romper su nefasta racha de ocho encuentros sin vencer. Sin una victoria, la "unanimidad" del consejo para ratificarlo se volvería más inexplicable si cabe, sin el dinero de un despido siquiera como excusa. Porque no vencer en el Ciudad de Valencia sería asomarse al precipicio, con dos rivales directos midiéndose el domingo (Getafe y Girona) para asaltar una séptima plaza que a día de hoy, con sus previas incluidas, es oro puro para tan deprimido equipo.

El de hoy es el primer asalto de una liga de cinco jornadas (cuatro para el resto) en la que mucho deberán mejorar los de Montella, cuyos números (19 puntos de 48) sólo lo empeoran los tres desahuciados que ocupan el descenso. Pero no esperen revoluciones. Tampoco sería lógico. Al fin y al cabo, sobre el césped del Wanda estaban casi todos los mejores de este Sevilla sin gol ni físico, aunque jugadores como Sarabia Escudero bien merecen un descanso. Ahora falta que la conjura que la plantilla llevó a cabo el lunes, sin el técnico, se traduzca en ese aporte de alma y carácter que debe ir unido al fútbol y que tanto se echó de menos en Madrid.

Los cambios en el once, por tanto, podrían pasar por revitalizar el ataque con Sandro Ben Yedder, en lugar de Correa, que ayer se entrenó al margen y no entró en la lista, y Muriel. Pero la ausencia más llamativa es la de Nzonzi, al que su salida nocturna tras la final le deja fuera de la convocatoria, si bien oficialmente sufre molestias en el tendón rotuliano derecho. En su lugar, todo apunta a que Pizarro será una vez más su sustituto.

Y enfrente, el mejor Levante de la temporada, con una derrota en los últimos ocho partidos de la mano de Paco López, que pierde a Lerma por sanción y volverá a recuperar su 4-4-2 tras asaltar San Mamés. Para ellos, ganar es salvarse virtualmente. No lo pondrán fácil. Pero la redención sevillista es obligatoria.

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