El tándem Caparrós-Machín persigue el reencuentro con la regularidad

El tándem Caparrós-Machín persigue el reencuentro con la regularidad
Imagen del Sevilla previa a la Supercopa de España.
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 6 min lectura
El Sevilla prepara el ejercicio 2018-19 con la intención de reencontrarse con una regularidad y fortaleza habitual en la última década pero que perdió en la anterior campaña, y para ello lidera el proyecto Joaquín Caparrós al frente de la dirección deportiva y Pablo Machín como entrenador.

Tras la fructífera etapa de Ramón Rodríguez 'Monchi' como director deportivo, quien se fue a la conclusión del curso 2016-17 para seguir su carrera en el Roma, y el anuncio de que Jorge Sampaoli no continuaba como entrenador al aceptar la oferta de ser seleccionador nacional argentino, el Sevilla planteó un cambio que no dio los mejores frutos. Óscar Arias pasó de ser la mano derecha de Monchi a la jefatura de esa parcela y para sustituir a Sampaoli se eligió a su compatriota Eduardo Berizzo, quien llegó tras una buena labor en el Celta de Vigo.

Con esas bases el conjunto hispalense firmó una temporada de altibajos, con buenos resultados y éxitos alternados con derrotas y goleadas bochornosas. Así, en el descanso navideño se destituyó a Berizzo y se contrató al italiano Vincenzo Montella y además se unieron a la plantilla hasta cuatro jugadores, pero el equipo continuó con una manifiesta irregularidad pese a que no se descolgó en ninguno de los torneos en los que participó -LaLiga, Liga de Campeones y Copa del Rey-.

Ya en el tramo final de la campaña, dejó el cargo Montella y se contrató al reconocido sevillista Joaquín Caparrós para que salvara una campaña que, por números, no se pudo considerar mala, al ser cuartofinalista de la 'Champions', finalista de la Copa y séptimo clasificado en LaLiga. Ahora, con Caparrós al frente de la parcela deportiva, se contrató a Pablo Machín como entrenador en una apuesta por un técnico joven y en progresión que dé personalidad al equipo, algo que mostró con su gran labor en el Girona.

El reto del preparador soriano es aguantar la presión que encontrará al frente de un Sevilla que siempre quiere pelear en la parte alta de la tabla liguera y mantener su buen nombre continental ganado como pentacampeón de la Liga Europa. Machín, de entrada, ha iniciado la competición oficial con una plantilla a medio formar y sin demasiado tiempo de inculcar a los jugadores los conceptos de su fútbol. Al quedar séptimo en LaLiga, la formación andaluza debe pasar tres eliminatorias previas antes de la fase de grupos de la Liga Europa.

La primera la solventó con solvencia ante el Ujpest húngaro y ahora esta en la disputa de la segunda ante el Zalgiris lituano, la que no lleva tan encarrilada tras el inquietante 1-0 de la ida disputada el pasado jueves en el Sánchez Pizjuán. Entre medias jugó este domingo la Supercopa de España ante el Barcelona en Tánger (Marruecos), que el Sevilla perdió 2-1 pero compitió ante el potente rival e incluso falló un penalti en el último minuto, lo que hubiera forzado la prórroga. El Sevilla apuesta ahora por un fútbol más directo, de menos toque, y los mimbres deben estar en una plantilla renovada y en pleno proceso de formación.

De entrada, de los tres jugadores que fichó a préstamo en el pasado mercado invernal -Sandro Ramírez (Everton), el mexicano Miguel Layún (Oporto) y Roque Mesa (Swansea)- solo sigue el centrocampista canario. Las principales bajas hasta la fecha son el central francés Clement Lenglet, que se fue al Barcelona; el extremo argentino Joaquín Correa, traspasado al Lazio italiano; o los metas David Soria, contratado por el Getafe, y Sergio Rico, cedido al Fulham inglés. Otras salidas fueron las del centrocampista argentino Guido Pizarro, que volvió al Tigres mexicano; el lateral Lionel Carole, que puso rumbo al Galatasaray turco; o el alemán Johannes Geis, que retornó al Schalke 04 alemán tras un año de cesión.

Pendientes está el futuro del medio francés Steven Nzonzi, campeón del mundo este verano en Rusia y que ha reiterado su idea de cambiar de aires, o la salida del centrocampista brasileño Paulo Herique Ganso, entre otros. Caso especial es el joven lateral izquierdo brasileño Guilherme Arana, a quien se le dio el alta el pasado invierno procedente del Corinthians de su país y del que se espera ahora su buen rendimiento tras estar prácticamente inédito la pasada campaña.

El Sevilla contrató dos jugadores procedentes del Lille francés, el medio francés Ibrahim Amadou y el central camerunés Joris Gnagnon, éste para acompañar en la zaga a otro defensa recién llegado, el catalán Sergi Gómez, procedente del Celta de Vigo. Otros refuerzos son el meta checo Tomás Vaclik, procedente del Basilea suizo, o la vuelta al conjunto hispalense del interior derecho Aleix Vidal tras su etapa en el Barcelona, además del deseado delantero centro, que ha sido el portugués André Silva, cedido por el Milan.

Con ellos, y alguno más, el Sevilla buscará no perder el peso deportivo logrado en los últimos años, para lo que también deberá ayudar la paz social en el club, algo que en los últimos meses está en entredicho por la pugna entre los grandes paquetes accionariales.
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