35 grados de máxima

El día de la Sed

El calor y los retrasos fueron las únicas pegas a una jornada brillante, en la que el sol relució en las nueve cofradías que estacionaron a la Catedral.

El día de la Sed
El Cristo de la Sed - Álvaro Ochoa
Álvaro OchoaÁlvaro Ochoa1 min lectura
Cuando la mañana se convirtió en mediodía y el sol castigaba desde lo más alto, la Sed apareció por Nervión. Para recoger a San Bernardo e irse juntos al centro. Allí se encontró al Carmen, doloroso como el calor de la sobremesa de este Miércoles Santo. Que comenzó incómodo, pero tuvo un Buen Fin a pesar de La Lanzada que atravesó la ciudad con sus altas temperaturas.

Y poco a poco tenía Piedad, como la del Baratillo, con Sevilla. Incluso pareció que el Cristo de Burgos bajó las temperaturas a final de la tarde, como si de la ciudad castellana se tratase. Aunque estas Siete Palabras se seguían escuchando en algunas esquinas: '¿Dónde está el abanico? Tengo mucho calor'. Y cuando la noche llegó, las masas (no de Panaderos sino de cofrades) tomaron las calles, prendiendo el júbilo hasta la madrugada por los notables retrasos de las cofradías en su vuelta.
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