Chris Froome, último ganador, se tuvo que retirar

Nibali golpea primero y Contador pierde 2:35''

El holandés Lars Boom, ganador de la etapa y el italiano Vincenzo Nibali, líder reforzado, fueron los reyes en el "Infierno del norte", una prueba de supervivencia bajo la lluvia y sobre adoquines que eliminó a Chris Froome y atrapó a Alberto Contador, que perdió 2:35 respecto al "Tiburón" de Sicilia.

Nibali golpea primero y Contador pierde 2:35''
Nibali, líder del Tour, es seguido por Lars Boom, vencedor de la etapa. - REDACCIÓN
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El holandés Lars Boom, ganador de la etapa y el italiano Vincenzo Nibali, líder reforzado, fueron los reyes en el "Infierno del norte", una prueba de supervivencia bajo la lluvia y sobre adoquines que eliminó a Chris Froome y atrapó a Alberto Contador, que perdió 2:35 respecto al "Tiburón" de Sicilia.

Como pez en el agua, Boom, "El largo de Vlijmen", que entró en solitario en la localidad minera de Arenberg con la cara negra, embarrada, pero muy feliz, porque estaba rematando la victoria de su vida en una etapa histórica, de las que se recuerdan.

Como tiburón en el mar Vincenzo Nibali, de nuevo voraz, hábil y fino en el aspecto táctico. En un enorme trabajo de equipo remató la faena entrando en meta junto a su compañero noruego Fuglsang a 19 segundos de Boom. Un aletazo que metió casi un minuto a Kwiatkowsky, 2.03 a Talansky, 2.09 a Valverde y 2.35 a Contador, lejos de la pomada en los momentos clave.

"No esperaba sacar tanto tiempo porque no tengo experiencia en adoquines, pero me dijeron que tenía que ir en línea recta por la parte central", dijo Nibali, más líder y más confiado en sus fuerzas.

Nibali se hizo grande en una jornada infernal por la lluvia, el frío, el barro y el traqueteo de los siete tramos de pavés repartidos en 13 kilómetros. En esa penuria salieron escaldados Contador y Valverde, alejados a 2:11 y 2:37 en la general, una pérdida notable que el ciclista madrileño espera enjugar en la montaña.

Peor recuerdo le quedará a Chris Froome, nervioso desde la salida y unido al infortunio. Una segunda caída a 2 kilómetros del primer tramo de pavés le obligó subirse al coche abatido. La defensa del titulo quedó en el asfalto.

La quinta etapa, de 155 kilómetros, se lanzó con presencia del rey Felipe de Bélgica en Ypres (Flandes occidental), donde la I Gran Guerra dejó un recuerdo indeleble de crudas batallas que hace cien años causaron 300.000 muertos. En aquella ciudad fue donde se utilizaron por primera vez las armas químicas.

Día de frío, lluvia y chubasquero. La organización suprimió dos de los nueve tramos adoquinados, inundados, peligrosos para los ciclistas.

La batalla ciclista estaba prevista para la segunda mitad del recorrido, ahí empezaba un baile tembloroso de 13 kilómetros. Todos los favoritos habían acudido en primavera a reconocer una superficie casi desconocida, a probar materiales, a conocer cómo se debe rodar sobre las piedras.

Por delante se formó una escapada de 14 hombres que fue abriendo camino en el pavés, para disolverse poco a poco a medida que el pelotón se destrozaba en mil grupos. Las múltiples caídas del día afectaron a nombres destacados como Van Garderen, Kwiatkowski, Costa, Talansky y Valverde.

El sector de Ennevelin, el segundo del menú fue la clave para Contador al perder contacto con Nibali, a quien no volvió a ver el dorsal. El italiano se unió a Westra, que marchaba en la fuga inicial y a Fuglsang. Un esfuerzo triple que fue alejando al de Pinto, incapaz de reducir diferencias.

Mal grupo por delante para echar el guante a Nibali, pues allí viajaban Sagan, Kwiatkowski, Renshaw, Trentin y Cancellara, éste último triple vencedor de la Roubaix, aunque esta vez no sacó a relucir su enorme potencia.

Con la fuga anulada a 28 kilómetros de meta tomó el mando el Astana. Contador luchaba a más de 2 minutos y aquello olía a rico bocado para el "Tiburón". Nibali arrancó con Westra, Fuglsang y Lars Boom en la último sector de pavés.

Boom, un campeón mundial de ciclocross en 2008 y contrarreloj sub 23 un año antes arrancó hacia la gloria, implacable, para firmar la primera victoria holandesa en nueve años, sucediendo en el palmarés de su país a Pieter Weening.

Después de la tempestad se espera la calma en la sexta etapa entre Arras y Reims, de 1994 kilómetros, de nuevo una llamada para los velocistas.
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