Del todo a la nada

Antonio José MedinaAntonio José Medina
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Del todo a la nada
Si Ebert no hubiera metido la falta directa, Gameiro hubiera acertado en el gol cantado que tuvo justo antes de que llegara el libre directo del alemán o alguno de sus compañeros hubiera hecho lo propio anteriormente en las opciones que tuvieron para sentenciar en Valladolid estaríamos hablando de impresionante racha del Sevilla, de cómo ha cambiado este equipo desde que acabó la jornada colista y tocó fondo en Valencia, de que no ha perdido ni un partido desde entonces, de la media inglesa que tiene en estas cuatro últimas jornadas gracias a dos victorias y dos empates (que hubieran sido tres y uno en caso de haber ganado en Pucela) y que asegura jugar en Europa a final de temporada...


Por eso, no es lógico hablar de catástrofe, pecar de pesimistas y cargar contra todos por un gol. Aunque el cabreo fuera mayúsculo, aunque como le señalaron los jugadores, como dijo el propio Emery y como pensaron todos los sevillistas, lo de Valladolid fuera una cagada tremenda y una oportunidad única de espantar los fantasmas que acosan a la plantilla desde hace más de un año y de haber dado un salto y haberse situado a sólo dos puntos de Europa.


Aunque el fútbol sea un estado de ánimo y aunque este ánimo no sea el mejor tras este chasco, no se puede pasar del todo a la nada en tan sólo un instante y por un pequeño detalle. El Sevilla, como bien intentó hacer ayer ver el propio club, está en un camino ascendente desde hace cuatro semanas, no ha perdido desde entonces y, pese a tener bajas importantes en este tiempo (Rakitic, Marin, Carriço, Trochowski, M´Bia...), los resultados acompañan como no lo hicieron en ningún momento de la campaña anterior.
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