El camerunés repasa en esta entrega la situación del Betis

Emana: "Cuando no hay orden ni líder, no funciona nada"

En esta segunda parte de la entrevista, el mediapunta opina que la ausencia de carácter dentro del vestuario ha podido ser una de las causas del descenso y defiende que, para volver a Primera, el Betis necesita pelear siempre.

Emana: "Cuando no hay orden ni líder, no funciona nada"
Achille Emana posa para ESTADIO Deportivo en la sede de Promoesport Andalucía. - Isabel Morales
Isabel MoralesIsabel Morales9 min lectura
Sincero y directo, como siempre, Achille Emana señala la ausencia de un verdadero líder en el vestuario como una de las causas por las que el Betis ha bajado a Segunda división. Éste y otros muchos aspectos de la actualidad verdiblanca fueron analizados por el camerunés, que da las claves para volver a Primera cuanto antes. "El Betis necesita guerreros", dice convencido el mediapunta.


- Ya han pasado casi tres años desde que se marchó del Betis. ¿Tiempo suficiente como para olvidar todo lo que sucedió?
- Con el tiempo perdonas, pero no puedo olvidar. Hay mucha gente que sigo teniendo en la cabeza. No merecía lo que hicieron, pero bueno... Son etapas en la vida que hay que aceptar. Todo el mundo no piensa como yo. Al menos, intento verlo con otros ojos. Cuando me duele una cosa, llamo a José, lo hablamos; de vez en cuando nos enfadamos, porque él tiene otra forma de ver las cosas, pero, al final, encontramos un punto intermedio. El dolor pasó.


- ¿Y a Mel le guarda rencor?
- Pepe Mel pensó en él. Y, además, tenía a una directiva detrás. Tenía una responsabilidad. En su momento, me dolió que me dejara de lado, pero también le doy las gracias, porque, gracias a él, he podido conocer mundo, algunos países que jamás habría imaginado. Ahora, estoy en el Cruz Azul y eso es pasado.


- Desde su marcha, el Betis ha pasado de tocar el cielo a volver al infierno. ¿Le sorprende?
- Sí, mucho. El primer año, confiaba mucho. En el segundo, vi todos los partidos del Betis y se merecía jugar en Europa. La sorpresa me la llevé esta temporada, porque he visto a un equipo sin alma. Eso me duele. Ver todo el esfuerzo de un grupo humano de trabajo, utilleros, médicos? y que ahora están en Segunda... Es una gran pena.


- ¿Dónde cree que ha estado el gran error?
- Sólo puedo decir que, cuando no hay orden, las cosas no funcionan. Cuando no hay un líder dentro del vestuario, que sabe lo que es llevar a un equipo a sus espaldas, nada puede funcionar nunca.


- ¿Se refiere a un capitán en la plantilla, en el banquillo o en el club?
- Me refiero a la plantilla. Entre el capitán y el entrenador tienen que dirigir todo. En el vestuario deben ser las dos personas que ostenten el mando. Deben dirigir las cosas y llevar la cabeza alta.


- Tras la marcha de Cañas, Beñat, Adrián... se desmanteló completamente el equipo y había que empezar de cero.
- Eso no puede servir de excusa. Si en un equipo no hay orden, es muy difícil. Yo sólo sé que, en la época de Pepe Mel, había orden. Yo, como capitán, respetaba a los futbolistas, y ellos me respetaban a mí. Sabíamos dónde íbamos, dónde queríamos ir. Y eso que es mucho más complicado jugar en Segunda. Había que plantearse las cosas, tomar decisiones como ‘O nos quedamos en Segunda o subimos’. Y apostamos fuerte.


- También se quejan de los problemas extradeportivos que ha habido en el club.
- Nuestra época fue más complicada que ésta. Eso te lo puedo asegurar. A nosotros nos redujeron el sueldo. Ellos están al día. El club tenía muchas deudas, pero conseguimos mantenernos, porque, a pesar de que existían muchos problemas externos, sabíamos que, si subíamos, todo se arreglaría.


- Después de Pepe Mel, pasaron por el banquillo Juan Carlos Garrido y Gabriel Humberto Calderón. No parece que ellos fueran el problema.
- La solución no es echar a un entrenador. La solución es sentarse y mirarse a la cara, tomar la responsabilidad de ir hasta la muerte. Si ganamos, ganamos todos juntos, y, si perdemos, vamos todos juntos hasta el infierno. Pero cambiar un entrenador no es la solución. En mi época, antes de subir, también tuvimos un cambio de entrenador, y eso no nos ayudó a poder alcanzar el objetivo.


- ¿Es usted de los que creen que, si hubiese seguido Mel, el equipo se habría salvado?
- Cada uno tiene su opinión. Yo creo que Pepe Mel hizo un buen trabajo. Pero, si el equipo está en un momento de forma bajo, él es el responsable de volver a subirlo, como hizo los años anteriores. Ahora, si el club decide echarlo, es una pena, porque hizo un buen trabajo y metió al equipo en Europa. Y lo echan para traer a un entrenador que no sabemos si va a aportar o no va a aportar. Ésas son cosas que molestan. Si tienes un niño, lo sacas de una escuela y lo llevas a otra en la que hablan árabe todo el tiempo, pues le obligas a cambiarlo todo de la noche a la mañana. El cambio es radical. Si el equipo estaba abocado a bajar, deberían haber dejado a Pepe Mel que acabase lo que empezó y, al final de temporada, tomar decisiones.


- ¿Qué hace falta para que el equipo vuelva al lugar que le corresponde en la máxima categoría del fútbol español?
- Que el club se organice bien, que sean profesionales y que traigan a gente profesional. Se ha visto durante toda la temporada que el equipo estaba sin alma. El Betis es un club respetable, así que debe seguir siéndolo. Ahora, en Segunda, seguramente todo el mundo quiera ir a por él; será el rival al que batir. Todos los clubes van a querer ‘matarlo’, y hay que tener guerreros ahí para poder jugar. Si cuentas con gente que no tiene alma, pues nunca vas a poder subir de categoría.


- Mire que el Betis está llamando a la puerta de varios ex jugadores...
- (Risas) Si llega el caso, sólo si llegara, me lo plantearía.


- Usted sabe lo que es sentir la presión de la grada. Esta temporada le ha tocado a Rubén Castro, entre otros. ¿Tiene poca memoria la afición?
- La gente conoce perfectamente lo que hizo Rubén. Eso no podemos olvidarlo. Pero el Betis es un club exigente, un club prestigioso, y, cuando estás jugando en un club como el Betis, tienes que ser exigente contigo mismo para poder lograr muchas cosas. Porque, cuando te ganas el corazón de la gente, de esta gente, lo más seguro es que ellos te pidan más. Porque esta gente ha visto lo que pueden dar jugadores como Salva Sevilla o como Rubén Castro, y ahora los ven sin alma y en Segunda. Aquí hay presión; ponerte esta camiseta es una responsabilidad. Tienes la responsabilidad de mantener al equipo en Primera división. Este equipo tiene más aficionados que algunos clubes grandes de España. Rubén ha dado mucho al Betis y, si sigue, seguro que las volverá a dar. Pero sé que han pasado muchas cosas aquí, y es normal que la afición esté molesta con algunos.
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