Desde hacía semanas se venía especulando con cambios pese al ascenso a Segunda B

Un relevo anunciado en el Betis B que se hace realidad en horas

El club confirmó por la mañana que Óscar Cano dejaba el banquillo del filial, que justo tras la reunión vespertina del consejo quedó en manos de Juan Merino, que regresa a Heliópolis

Un relevo anunciado en el Betis B que se hace realidad en horas
Juan Merino en una etapa anterior como entrenador - J. Julián Fernández S.
José JuliánJosé Julián3 min lectura
A pesar del heroico ascenso a Segunda B firmado por el filial provocaba la renovación automática de Óscar Cano por una temporada más, era un auténtico secreto a voces que el técnico granadino no iba a continuar al frente del Betis B. De hecho, desde antes incluso de que se produjese el desenlace de la eliminatoria contra el Orihuela, se daba por hecho que Juan Merino se convertiría en su sustituto, por lo que sólo era cuestión de tiempo que se llevase a cabo el relevo.


Y eso fue precisamente lo que ocurrió durante la jornada de ayer, que comenzó con la noticia de que la entidad de las trece barras y Cano habían llegado a un acuerdo para la rescisión del contrato que les unía. En este sentido, se estima que el trato estaría cifrado en unos 45.000 euros más otras cantidades que se le adeudaban al preparador nazarí, que se va sin ningún tipo de rencor. "Comprendo que el club quiera emprender una nueva línea de trabajo y no pretendo ser un obstáculo para su desarrollo; lo importante es que esta institución continúe creciendo; desde ahora soy un aficionado más", manifestó Cano, que se marchaba "orgulloso por haber pertenecido a una entidad tan grande y con la tranquilidad de haber cubierto los objetivos marcados".


Pocas horas después, y tras la reunión del consejo, se hizo pública la llegada de Juan Merino, que iniciará así su segunda aventura como técnico tras la que vivió al frente del Xerez durante la 11/12. Una corta experiencia que, en todo caso, no tiene tanta importancia para la directiva como su dilatado pasado bético. No en vano, el linense se formó en los escalafones inferiores heliopolitanos desde los 16 años, brilló durante doce temporadas en el primer equipo y, una vez retirado, trabajó en la secretaría técnica y hasta fue segundo de Tapia, Chaparro y Nogués. Por todo ello, en la planta noble del Villamarín se piensa que su perfil es el idóneo para enseñar a los chavales el sentimiento verdiblanco, ya que no sólo se les quiere formar como futbolistas de futuro, sino también como béticos.
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