Banega, Konoplyanka y Gameiro vuelven a un once sin alternativas en el eje de la defensa

Europa invoca a su tetracampeón

El Sevilla se juega esta noche su futuro continental ante un Gladbach lanzado, con la obligación de ganar para apurar sus opciones de Champions, asegurarse el tercer puesto y romper su mal fario fuera

Europa invoca a su tetracampeón
- Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 6 min lectura
La fe y las sensaciones dirimen una ardua confrontación en el seno del sevillismo. El corazón late al ritmo de las hazañas recientes y desafían al planteamiento matemático de la psique. Son muchas las misiones casi imposibles cumplidas por el Sevilla de Emery como para no creer en su capacidad para tumbar las estadísticas adversas, para reconducir una inercia de índole diametralmente opuesta a la del Borussia Mönchengladbach.

Al sevillista le asoma cierta duda por las pobres prestaciones nervionenses lejos de casa en la presente temporada, es lógico, pero en su interior arde la esperanza de que los suyos reaccionarán en la noche que más lo necesita, con el alarde legítimo de su alma de campeón labrada a base de remontadas y actuaciones épicas en un Viejo Continente con su nombre grabado a fuego. El Sevilla ha sacudido el escepticismo y pesimismo de su afición en tantas ocasiones que en cada salida se espera la versión letal del curso pasado, la que silenció el Borussia Park hace nueve meses con una pegada descomunal.

A nadie se le escapa que materia prima hay y que el equipo guarda en su interior un espíritu guerrero que aflora en situaciones límites como la de hoy en tierras germanas. Tiene que creérselo de la misma manera que cuando repartía mazazos en la mayoría de sus desplazamientos en el ejercicio anterior. Ha de recuperar la fortaleza mental que le concedía la seguridad de que su ocasión llegaría y la marcaría. Ese Sevilla es el que se precisa en Mönchengladbach. El Sevilla que puede ser por sus recursos propios y por lo que intimida por sus conquistas internacionales. Ese Sevilla sí está en condiciones de volver a noquear a un Borussia que en nada se parece al que batió por 3-0 en el Sánchez Pizjuán en la primera jornada del Grupo H y, por ende, de mantener viva la llama sevillista en la elite continental. Porque un triunfo, acompañado de una derrota o un empate de la Juventus contra el City en Italia, le permitiría recibir a los ‘bianconeri’ en la última jornada en Nervión dependiendo de sí mismo. Además, garantizaría, independientemente de lo que ocurra en el cierre de la fase de grupos, la continuidad en Europa con su participación en su torneo fetiche. No en vano, está en liza más que seguir vivo en Champions, ya que una derrota comprometería su futuro europeo, al quedar dos puntos por detrás de los germanos con la consecuente dependencia de su resultado contra el Manchester en la última jornada más allá de la compleja tarea de vencer a la Juventus. Dicho de otro modo, el Sevilla se la juega con el M’Gladbach en un partido que el propio José Castro ha catalogado con razón como “el más importante de la temporada”.

Hoy sólo vale la mejor versión hispalense y no cabe duda de que Emery apostará por su once de gala para alcanzarla ante un rival totalmente cambiado desde que André Schubert relegó a Lucien Favre en el banquillo. Los ‘Potros’, con el mismo sistema y prácticamente los mismos jugadores, ha experimentado un cambio radical cristalizado en unos números espectaculares, pues, con el nuevo técnico acumula ocho victorias, tres empates y una sola derrota (ante el City) en doce partidos, ascendiendo en la Bundesliga de la zona de descenso al quinto lugar merced a un 22 de 24.

No obstante, no es la primera vez que el Sevilla se mide a un Borussia lanzado, pues también lo estaba en la anterior visita sevillista, cuando contaba incluso con mejores mimbres, y lo doblegó por 2-3 en una exhibición de efectividad. Con la misma intención ha viajado ahora el conjunto de Unai, dispuesto a romper su mal fario fuera con un triunfo trascendental y vital para la moral blanquirroja. Para ello, el de Hondarribia desplegará su equipo base con el condicionante de que no posee alternativas en el centro de la defensa tras la lesión de Andreolli, disponiendo únicamente de Rami y Kolo. Por lo demás, Unai introducirá cambios con respecto al duelo contra la Real Sociedad, con la vuelta a la titularidad de Banega, inédito en San Sebastián tras la concentración con su selección, y Konoplyanka, que salió en la segunda mitad. Dos puntales con los que dotar de criterio la circulación y profundidad al ataque merced a las penetraciones del ucraniano. También se espera que Gameiro recupere su estatus en la punta de lanza en detrimento de Immobile, de la partida en Anoeta, mientras que las dudas residen tanto en el lateral derecho como en el acompañante de Krychowiak. En lo primero, Coke partiría con ventaja a tenor de la titularidad de Mariano en Liga, aunque tampoco se puede descartar al brasileño, y en lo segundo N’Zonzi e Iborra se disputan el puesto en el doble pivote. Un equipo con talento y argumentos suficientes para restablecer la imagen sevillista lejos del Sánchez Pizjuán y recordar en Europa con quién se la están jugando. Con el tetracampeón.
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