Elección del entrenador y contrataciones aparte, una de las grandes encomiendas de
Miguel Torrecilla pasa por 'desfichar', como él mismo reconocía en su presentación. Cada verano, la necesidad de deshacerse de los descartes suele ocupar y preocupar al director deportivo, si bien el salmantino asume que deberá emplear una porción de su
partida presupuestaria para rescindir a quienes no sea capaz de colocar en forma de préstamo o de traspaso.
De los
ocho que acaban contrato, el
Betis sólo está interesado (o lo estaba hasta hace escasas semanas, al menos) en renovar a
Dani Giménez, amén de prolongar los préstamos de
Musonda -la operación está avanzada con el Chelsea- y
Montoya.
Molinero,
Vadillo,
Damiao y
Jorge Molina se marcharán, como
Van Wolfswinkel. De los que tienen que volver, se antoja complicado que hallen su sitio
Caro,
Álex Martínez,
Tarek,
Lolo Reyes,
Dani Pacheco y
Braian Rodríguez, aunque
Álex Alegría (rendimiento notable el suyo en el Numancia) alberga opciones. Algunos podrían ser rescindidos, buscándose acomodo para el resto.
Además, el futuro de otros siete compañeros con vinculación en vigor pinta bastante negro. Así, terminan en 2017
Kadir,
Varela,
Vargas y
Xavi Torres, un año antes que
Digard,
Portillo y
Van der Vaart. Sus casos serán revisados concienzudamente y, a pesar de que habrá que hacer cuentas, la mayoría podría estar viviendo sus últimos días como futbolistas heliopolitanos.
En verano se prevén ofertas interesantes por
Adán,
N’Diaye y
Dani Ceballos, con los que, si no hay giros inesperados, se cuenta para el próximo proyecto, por lo cual Torrecilla deberá retenerlos, mejor si es convencidos y motivados para dar todo en pos de la consecución de los nuevos objetivos de la entidad. En definitiva, un puzzle que el nuevo planificador bético necesita encajar en los próximos tres meses y medio.