Descartado por lesión el mediocampista del Twente, ofrecen a su paisano Erick Pulgar, del Bolonia

Vuelta de tuerca en la sala de máquinas

Vuelta de tuerca en la sala de máquinas
A la izquierda, Felipe Gutiérrez, que se pierde la Copa América por una lesión. En su lugar irá Erick Pulgar, que comparte representante con el de Quintero. - Ó.M. / Á.P. / E.G. / C.P.
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Miguel Torrecilla y Gustavo Poyet están decididos a fortalecer por dentro al Betis 16/17. En principio, cuentan con N’Diaye, Petros y Dani Ceballos para la sala de máquinas, aunque la idea es reforzarse con dos efectivos polivalentes que puedan actuar como mediocentros e interiores. Uno de ellos es Jonas Martin, del Montpellier, por el que se ha ofertado al club galo y llegado a un acuerdo con el futbolista, mientras que el preferido para rematar la planificación en esta zona era Felipe Gutiérrez.

No obstante, las complicaciones en el caso del chileno se multiplican, ya que su club, el Twente, parece haber encontrado un resquicio legal para evitar su descenso administrativo por irregularidades en su relación con un conocido fondo de inversión. Que se mantuviera en la Eredivisie elevaría seguramente el precio del pivote, al que le queda un año de contrato y que, tras perderse casi toda la 14/15 por culpa de una grave lesión en su rodilla izquierda, recuperó en parte su nivel el curso pasado, aunque actuando con dolor en la misma articulación de la pierna derecha en la recta final. Tras ser excluido de la Copa América Centenario por precaución, Gutiérrez pasó ayer por el quirófano de nuevo para realizarse una artroscopia en ambos meniscos, lo que le tendrá K.O. al menos hasta principios de julio, siempre que no haya complicaciones. Una operación de riesgo, sin duda, para cualquier club, por lo que el Betis habrá de evaluar muy bien la pertinencia de contratar al de Quintero, que cuenta con 25 años.

Mientras tanto, se ha puesto a tiro el que será su sustituto en el torneo continental de selecciones más importante de su confederación. Se trata de Erick Pulgar, una de las mayores promesas del fútbol chileno, aunque viene de completar una campaña bastante discreta en el Bolonia (682 minutos, repartidos en 13 partidos de la Serie A). De 22 años y 1,86, el de Antofagasta es también un mediocampista versátil, ya que, si Felipe Gutiérrez puede actuar como pivote e interior zurdo, su relevo se desenvuelve, incluso, como central. Los dos tienen bastante calidad y cierta llegada, si bien es indiscutible que Pulgar, por el que la entidad 'rossoblù' pagó a Universidad Católica casi tres millones de euros el verano pasado, está bastante menos curtido en la elite. El ofrecimiento llega de la manera más directa y natural posible, ya que los andinos comparten agente, Fernando Felicevich, que, si la opción A de Torrecilla y Poyet se cae por razones médicas, no quiere dejar al Betis en la estacada en una demarcación clave en la reconstrucción que está en marcha desde hace unas semanas.

Sea como fuere, la necesidad de hilar fino es evidente, ya que la encomienda pasa por encontrar futbolistas más completos de los que había. Así las cosas, los técnicos valoran el despliegue físico de N’Diaye y Petros, así como de la capacidad de generar juego de Dani Ceballos, aunque no están del todo seguros sobre la continuidad de todos, especialmente por los rumores acerca de ofertas importantes por los tres. De llegar dos mediocampistas que aúnen capacidad de trabajo y presión, sacrificio, carácter y toque, el Betis quedaría bastante cubierto para cualquier contingencia que hubiera que afrontar en la recta final del mercado de fichajes. Tanto Jonas Martin como Felipe Gutiérrez, los dos nombres que encabezaron desde el principio la nómina de futuribles que había pasado el corte, presumen de ser polivalentes y competitivos, así como de estar dotados de cualidades para ayudar en la resta y en la creación. Es por ello que, sin descubrir todas sus cartas ni desequilibrar el presupuesto que maneja la dirección deportiva, la apuesta en el caso del francés haya sido rápida y seria. Ahora, toca hilar fino también con el que sería su acompañante. No se puede errar el tiro.
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