Habrá que esperar acontecimientos con
Zozulia, casi inédito en este arranque liguero -sólo ha jugado 23 minutos, repartidos en los estertores de los encuentros ante Valencia y Granada-, si bien el
Betis se ha asegurado entre este verano y el inicio del otoño cierta tranquilidad con respecto a su vanguardia. Y es que las ampliaciones de
Rubén Castro y
Álex Alegría propician, como poco, tres años de estabilidad en la punta de lanza, pues el citado ariete ucraniano y Rubén Castro están atados hasta el 30 de junio de 2019, al tiempo que el placentino y
Sanabria cuentan con vinculación por otros dos ejercicios más.
Se trata, sin duda, de un movimiento bastante inteligente por parte de la dirección deportiva que encabeza
Miguel Torrecilla, así como del consejo de administración abanderado por
Ángel Haro y
José Miguel López Catalán. Y es que a la 'patata caliente' que suponía la situación de
Rubén, a quien será difícil jubilar mientras conserve un nivel tan espectacular como el que está exhibiendo, se unía el manido asunto de su relevo, ya que en
Heliópolis han sido incapaces de encontrar un sustituto de garantías en los seis años que lleva el grancanario en la Avenida de La Palmera.
No lo consiguieron en este periodo
Jonathan Pereira, Chuli, Enzo Rennella, Braian Rodríguez, Leandro Damiao o
Ricky van Wolfswinkel, al tiempo que otros como
Roque Santa Cruz o
Dorlan Pabón, que dejaron más luces que sombras (sobre todo el colombiano) en su paso por la capital sevillana, no tuvieron continuidad por mor de sus clubes de origen y destino, respectivamente. Una ardua tarea que intentarán heredar tanto
Sanabria como Alegría, futbolistas de un perfil completamente diferente al de Rubén, todo sea dicho.
En el caso de
Álex, supone un éxito del trabajo que se realiza en los escalafones inferiores. Y es que, estrictamente hablando, el '19' no es un canterano, puesto que aterrizó en 2012 directamente en el primer filial, si bien terminó su formación en el segundo equipo verdiblanco, donde se curtió en Segunda B, para aprovechar la cesión en el
Numancia, ya en la Categoría de Plata.
Para encontrar el último salto desde el B que gozó de cierta consolidación en la primera plantilla habría que remontarse a
Dani Martín, que se marchó en 2010. A partir de entonces, producto foráneo y, salvo contadas excepciones, de corta duración.