El salmantino, que tiene cita esta semana con el míster, aboga por cesiones para suavizar su imagen

Torrecilla sostiene aún el escudo

Torrecilla sostiene aún el escudo
Haro, Poyet y Torrecilla, durante la presentación del técnico verdiblanco. - Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
El crédito de Gustavo Poyet ha sufrido una merma importante en las últimas semanas, aunque, según aseguran a ESTADIO Deportivo desde la planta noble del Benito Villamarín, todavía no se ha agotado. En gran parte, por la defensa a ultranza que de él sigue haciendo ante el consejo de administración su mentor, Miguel Torrecilla.

El director deportivo no admite aún que se juzgue su labor, así que mucho menos un ultimátum, poniendo como ejemplo su paciencia con final feliz con Luis Enrique y el 'Toto' Berizzo (doce jornadas sin ganar éste, con sólo dos puntos de 36 posibles) durante su etapa en el Celta, donde sólo destituyó a un entrenador en seis años: Paco Herrera. Además, el salmantino cree que, hasta que no se cumpla el primer tercio de competición (tras la visita a Ipurua del próximo 25 de noviembre), cualquier valoración carecería de todo fundamento.

Ocurre que, entre los que componen el órgano de gobierno verdiblanco, las opiniones son variopintas. Algunos directivos son partidarios de cortar de raíz esta dinámica de mal juego, carencia de sello y resultados discretos, si bien Haro y Catalán no desean tampoco precipitarse, habida cuenta de que el proyecto incluyó una profunda remodelación de la plantilla y el área técnica, por lo que se precisa tiempo. Encima, Torrecilla les dice que las decisiones drásticas a estas alturas de curso únicamente estarían justificadas en caso de que Poyet hubiese perdido el control o el respeto del vestuario, circunstancia que todavía no se ha producido, si bien considera pertinente afinar algunas cuestiones antes de que también eso se le vaya de las manos.

Director deportivo y entrenador han fijado una reunión a principios de esta semana -se barajaba la opción de que almorzaran juntos hoy, día festivo y de descanso para la plantilla- para poner en común diferentes cuestiones. El jefe de la planificación bética mostrará al uruguayo todo su respaldo, aunque también podría hacerle ver la pertinencia de suavizar su imagen pública, bastante denostada por su empeño desde que llegó por ejercer de 'kamikaze' contra los medios de comunicación (a los que instó a preguntar sobre ciertas cosas y a no hacerlo sobre otras), la afición (quejándose por los prematuros pitos, a su juicio heredados de etapas anteriores) y los árbitros (sancionado ya en la segunda jornada por recriminar a Clos Gómez). Ni que decir tiene que la adquisición de regularidad e identidad, así como los buenos resultados, ayudarían.


Pasado invita a "paciencia"
"Confiamos en que vamos a sacar esto adelante. El equipo lo da todo, pero en casa nos entra el nerviosismo cuando no nos salen las cosas. La situación no es tan dramática", aseguraba en 'El Larguero' uno de los capitanes verdiblancos, Antonio Adán, que no ve pertinente plantearse ya el futuro de Gustavo Poyet, quien ya empieza a estar cuestionado tanto por la grada como por parte del consejo de administración. El mejoreño es partidario de mantener la cabeza fría cuando se llega a estas situaciones delicadas: "Hay que tener la paciencia suficiente para que este equipo consiga el objetivo. Hemos visto otros años que el cambio de entrenador no es lo mejor; la realidad es que hay que darle tiempo".
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