Entrevista ED al técnico del filial verdiblanco

José Juan Romero, sus inicios en Gerena y su llegada al Betis B

José Juan Romero, sus inicios en Gerena y su llegada al Betis B
José Juan Romero posa para ESTADIO Deportivo en la ciudad deportiva verdiblanca. - C. Vizcaíno / A. Federero
Carlos VizcaínoCarlos Vizcaíno5 min lectura
José Juan Romero es el mismo que cuando entrenaba en Preferente hace unos años: frases lapidarias que expresan ideas fijas y una autoconvicción arrolladora en todo lo que dice, amén de una amabilidad que es muy de agradecer. Lo que pasa es que ahora no está en el Gerena, sino en el Betis, su Betis, en el filial verdiblanco, al que debe devolver a Segunda B.

- Su nombre siempre había sonado para el filial del Betis. ¿Cómo fue su fichaje por el Betis B?
- Fue un lunes. Me llamó Pedro Buenaventura para plantearme la posibilidad de entrenar al Betis B. Decidí que era el momento, no podía dejar pasar esta oportunidad. Sabía de la situación, de lo complicado que era venir, pero tenía claro que quería venir y, por qué no, salvarlo. Al final no pudo ser, pero estoy muy contento con la experiencia de ese último tramo de competición.

- En esos días también hubo contactos con el San Roque, ¿no?
Sí, el domingo antes estuvimos en contacto, pero mientras hubiera allí un entrenador (Juanito) yo no iba a hablar nada. Al día siguiente me salió la posibilidad de ir a un sitio u otro, y lo tuve claro.

- Y, por fin, al Betis B.
- Existieron amagos para venir antes, pero hasta que se firmó no quería ni darlo por hecho.

- No es un sueño cumplido, porque ese es entrenar al Betis, pero sí es verdad que es un paso muy sólido en su trayectoria.
- Yo comienzo en Gerena algo para mantenerme vinculado al fútbol y para que allí lo hubiera, sin mentalidad de ser entrenador. La cosa fue funcionando y hubo un par de veces en las que se me planteó la opción de venir aquí. Entonces me marco como una tremenda ilusión venir al Betis B, algo que, seguramente, hace cinco años no se me hubiera pasado por la cabeza.

- ¿Recuerda el primer partido en el que dirige al Gerena?
- En Villanueva del Río y Minas (2006). Sólo tengo memoria amplia para recordar todos mis partidos, y recuerdo que la alineación fue: Felipón, Lito, Chipi, Curro, Gatito, Márquez, Rafa, José, Juanlu, Juan Martín y Pesca. Si tuviera dinero los invitaría a todos a comer. Un día me iba a la pista de fútbol sala, otros días a otros sitios, y les decía que íbamos a hacer un equipo de fútbol. Les implanté una disciplina de profesionales, ellos se subieron al barco y ellos son quienes me han traído a donde hoy estoy. Si ellos no dan ese primer paso, esto no hubiera existido.

- Su historia se aproxima a un cuento con final feliz...
- No teníamos nada. Nosotros teníamos que lavarnos la ropa, pintar el campo... Ahora me doy cuenta de dónde estoy y les digo a mis futbolistas dónde viven para que se den cuenta de que no están en un mundo real. El barro me lo sé, yo he estudiado toda la carrera del fútbol: he jugado y entrenado en todas las categorías hasta Segunda B.

- ¿Considera que representa usted, de algún modo, el triunfo del fútbol modesto?
- Mantengo que en el barro y en la base hay mucho técnico de nivel, pero este fútbol profesional está montado así y el nombre al principio hace mucho. Luego el trabajo se acaba imponiendo, así que al final todo encaja y queda en su sitio.

- ¿Se pierde el romanticismo del fútbol modesto al llegar al profesional?
- En mi caso eso no lo he notado aún. Estoy en el fútbol profesional, cierto, pero aún sigo viviendo en mi propia historia. A lo mejor a ello también ayuda que haya venido al equipo de mis amores, a que mantenga mi idilio con el fútbol. Sigo tratando a todos como creo que hay que ser en la vida, siendo menos materialista y más humano. Aún no he pasado a vivir esto como fútbol profesional.

- ¿Y teme perder algún día esa idiosincracia?
- Lo veo muy complicado porque son mis principales valores, y el día que pierda esa locura, a lo mejor ya no sirvo.
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