El pasado viernes ante la Real, al margen de la derrota en sí, el utrerano
Dani Ceballos dejó patente que es el principal futbolista del plantel verdiblanco con dotes para conseguir sacar al Real Betis Balompié de ese foso deportivo del que no alcanza a salir, al margen de hombres como
Antonio Adán, Riza Durmisi, Joaquín Sánchez o Rubén Castro, a los que se le presuponen cualidades para escudar al canterano en ese objetivo al que el plantel verdiblanco se agarra como un clavo ardiendo en este último tercio de la temporada.
Y es que Dani Ceballos, el viernes,
demostró que ya es Daniel. Que es un futbolista hecho que nada tiene que ver con el que
Poyet dejó en el ostracismo y que el resurgir de este Betis debe pasar por sus botas. De ahí que no sea de extrañar que fuera el segundo jugador del Betis que más pases propiciara
(46/58), sólo superado por
Mandi (49/59), quien también hizo un buen partido. Con un 70 por ciento de acierto en el pase, el utrerano fue, junto a Rubén, el futbolista del partido que más
ocasiones creó, siendo también el que
más regates propició (5/5).
Una labor ofensiva que también completó en defensa, siendo, con diferencias, el jugador que
más balones recuperó sobre el césped del Benito Villamarín
(13) y uno de los que
más entradas propició (4/8), sólo superado por
Rafa Navarro (5/5).
Un papel absolutamente protagónico que provocó, entre muchas otras cosas, que fuera el futbolista más perseguido por sus rivales, siendo el que más faltas recibió (5). Y es que Dani es, a todas luces, Daniel; el faro de un Betis que debe crecer alrededor de su figura y uno de los hombres llamados a tirar del carro ahora que más falta hace en Heliópolis. Ceballos es
presente, y también será
futuro del Betis.