Así juega el Real Madrid

Sergio Ramos pega lo que rompe la BBC

Sergio Ramos pega lo que rompe la BBC
Ramos lleva mucho peligro en el juego aéreo. - Aitor Torvisco (ATorviscoED)
Aitor TorviscoAitor Torvisco 3 min lectura
El Real Madrid recibe al Betis en su momento de mayores dudas, con el peor nivel de juego de toda la temporada y con el evidente desequilibrio que acarrea asumir ese imperativo legal que hace intocable a la ‘BBC’, pero espoleado por una racha de 46 partidos seguidos marcando y con el plus de raza y carácter que siempre aporta un Sergio Ramos envuelto por un halo de épica, con pletóricas apariciones justo cuando su equipo está siendo devorado por los apuros.

Los cabezazos del camero en los partidos importantes disimulan un mal que viene de lejos. Al Madrid le cuesta enchufarse, sale hipotenso, esperando que la victoria caiga por inercia, y cuando quiere reaccionar, a veces ya es demasiado tarde, como le pasó ante Valencia, Las Palmas o Villarreal. Eso sí, son más las veces que eso le sale bien. Tiene tantísima calidad, que proponerle un intercambio de golpes es siempre una mala decisión. Hacen gol con insultante facilidad.

La vuelta de Bale, que se lesionó cuando mejor estaba, acentúa la peor temporada como blancos de Cristiano y Benzema, y castiga el buen rendimiento ofrecido en fases de muchas lesiones por actores secundarios como Lucas Vázquez, Asensio, Isco, Kovacic o Morata, con los que la formación no se parte tanto, el 1-4-3-3 no se hace tan largo y los laterales se pueden dedicar a hacer daño, en lugar de lamentar la falta de ayudas. Zidane reclama intensidad, sacrificio y concentración defensiva, mientras cada vez queda menos de su sonrisa y su ‘FeliZidane’.

EL CRACK: Cristiano Ronaldo
Paga aún la lesión que sufrió en la final del Mundial y el hecho de no tener pretemporada. Su carácter ganador le hace ser uno de los mejores del mundo, pero también le impide tener la paciencia necesaria para descansar y reponerse. Quiere jugar siempre, pero cuando no está al cien por cien, está lejos de lo que se espera de él. Con todo, su voraz apetito invita a no concederle ni un metro, porque si se enchufa, no hay quien lo pare. No en vano, sin estar bien, lleva 18 goles en 20 partidos.

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