Encerrado en la jaula perica

En una intensa batalla táctica entre los estilos contrapuestos de 'los dos Quiques', el del Espanyol, Sánchez Flores, demostró tener muy estudiado a su rival con un trabajado plan que impidió al Betis desarrollar su mejor fútbol. Y eso que hasta el descanso, la mejor ocasión fue verdiblanca, con un disparo a la cruceta de Fabián, producto de una larga jugada en la que los de Setién tocaron y tocaron para mover y descolocar a su rival.

Fue esa, sin embargo, una de las pocas ocasiones en la que el conjunto bético consiguió hacer lo que le gusta. Durante muchos otros minutos, en cambio, sucumbió al doble planteamiento perico. Por un lado, presión alta para dificultar la salida de balón, con Baptistao abandonando la banda para unirse a Gerard Moreno en ese trabajo, y por otro, repliegue con dos líneas muy juntas para dejar una estéril posesión a su rival, buscando esas contras con las que suelen sufrir los verdiblancos. Ayer, sin embargo, apenas padecían a balón parado, porque aunque la alternativa de Setién de ensanchar el campo tampoco daba excesivos frutos, el partido se percibía controlado y abierto. Para bien y para mal. Porque el Espanyol acertó en la que tuvo al inicio del segundo acto y optó por jugar a que no se jugase.

Cómodos con ese rol de defender y dejar el balón al rival, los pericos tapaban líneas de pase y el Betis, previsible, no encontraba huecos. Tampoco con Boudebouz en el campo. Sólo lo halló Mandi, pero Pau López abortó la ocasión de Sergio León y el cuadro heliopolitano, en su partido más pobre en ataque, se quedó sin marcar después de ocho jornadas.

Nadie explotó los costados
La presencia de Nahuel fue la gran novedad en el once y el hispano-argentino intentó corresponder a la confianza con ganas. Sin embargo, ni él ni Joaquín consiguieron abrir el campo, algo que se antojaba clave ante un rival sin reparos a encerrarse.